Llega “El árbol rojo”, obra que invita al autodescubrimiento | El Nuevo Siglo
Al morir su padre, Eliécer debe hacerse cargo de Esperanza, su desconocida media hermana de ocho años de edad.
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Miércoles, 24 de Agosto de 2022
Redacción Cultura

“El árbol rojo”, la película del director Joan Gómez Endara que tuvo su estreno mundial en el Black Nights Tallinn Film Festival en Estonia y que durante su participación en el Festival de Cine Latinoamericano, CinéLatino, de Toulouse, fue descrita por la crítica como “Una carta de amor”, llega a los cines colombianos este 1 de septiembre.

Las relaciones familiares narradas a través de un viaje épico por carretera, en la que tres almas solitarias se encuentran y reescriben el concepto de “familia”, son el eje central de esta película que destaca la vulnerabilidad como condición humana. Un viaje por un país que, al igual que sus protagonistas, parece una familia desmembrada y en el que la compasión y el amor emergen como la única esperanza para sus personajes.

La vida tranquila y bastante rutinaria de Eliécer se vuelve un caso cuando, al morir su padre, su desconocida media hermana de ocho años de edad, Esperanza, es llevada hasta la puerta de su casa. Reacio a que su vida sea interrumpida, Eliécer empaca su ropa y emprende un viaje a la capital en busca de la madre de la niña. A ellos se une Toño, un lanchero que sueña con convertirse en campeón de boxeo en la gran ciudad. Durante la travesía se enfrentarán a mucho más que el camino.

Joan Gómez Endara la describe como “una road movie que cuenta una historia sincera sobre las relaciones familiares, con unos personajes entrañables que contrastan con las vicisitudes que tienen que enfrentar en el camino. La película, además, invita metafóricamente al espectador, a considerar cómo la hiedra también puede crecer, rodear y amar al que pareciera su enemigo, el árbol. Una imagen que nos pone de presente una de las premisas de la película: así aceptemos o no las herencias de nuestros padres, todos estamos hechos de la misma madera”.

En carreteras de Colombia

La película y las productoras Sonia Barrera Gutiérrez y Viviana Gómez Echeverry iniciaron su recorrido en Rincón del Mar y San Onofre (Sucre), transitaron durante su rodaje por carreteras de los departamentos de Bolívar, Magdalena, Santander y Cundinamarca y conquistaron los aplausos del público del festival de San Sebastián en el apartado Cine en Construcción, para luego obtener el estímulo a la postproducción del Fondo de Desarrollo Cinematográfico, FDC.

Antes de llegar a Colombia, “El árbol rojo” tuvo su estreno mundial en el festival clase A más relevante del norte de Europa, el Black Nights Tallinn Film Festival en Estonia, y siguió su recorrido por el Festival Internacional de Cine de la India, en Goa; el Festival de Cine Latinoamericano, CinéLatino, de Toulouse; el Festival de Cine de Cartagena, el Festival Internacional de Cine de Seattle, el Festival de Cine Latinoamericano de Chicago, el Festival de Cine Colombiano de Nueva York y el Festival de Cine de África, Asia y  Latinoamérica, en Italia, donde el film fue galardonado con el premio Ciudad de Milán, otorgado por el público.


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El otro premio, el CCAS, entregado también en Toulouse, fue a los valores artísticos de la película: “Otorgamos de manera unánime el premio por la interpretación, la calidad del guion, la música, la belleza de los paisajes y las escenas”, aseguraron los responsables del premio.

“El árbol rojo” también se hizo merecedor de la mención especial del Festival de Cine Colombiano en Nueva York donde el jurado la definió como “una conmovedora road movie que explora el concepto de familias improvisadas. Un viaje por carretera rico, glorioso y sincero con un elenco más que encantador”.

La gaita como protagonista

La música, como parte de ese acervo cultural del Caribe colombiano, está presente a lo largo de los 94 minutos de duración de la película, así como su gente, su idiosincrasia, su herencia musical, e incluso sus complejidades sociales, como lo explica el director Joan Gómez.

“La gaita resulta ser el hilo conductor de la película y se presenta a manera de leitmotiv en la historia. Este es el instrumento indígena por excelencia dentro de la música colombiana, al que se le acuña ser el primer cómplice de esos versos, luego musicalizados con el acordeón europeo, llamados vallenato”.

El cineasta asegura que la película está impregnada, de diversas maneras, de la cuna de la gaita, esa bella y resiliente región conocida como Montes de María, la costa del interior con su dejo y su sentir tan singular y original. “Esa región que también resultó ser una fuente de inspiración esencial para proponernos realizar la que, hasta hoy, es la primera película de ficción hecha en torno a una de las mayores riquezas culturales del país: la música de gaita y su instrumento como protagonista”.