Armenia y Azerbaiyán rechazaron los llamados internacionales a un alto el fuego y a entablar negociaciones, en el cuarto día de intensos combates en Nagorno Karabaj, enclave separatista armenio en territorio azerbaiyano.
Tras visitar a militares heridos en un hospital, el presidente azerbayano Ilham Aliev juró continuar la lucha hasta la "retirada total, incondicional y sin plazo" de las fuerzas armenias.
Si "Armenia acepta esta condición, los combates se detendrán, la sangre dejará de verterse", dijo Aliev.
Antes, la diplomacia azerbayana hizo saber a los mediadores en este conflicto, los países del Grupo de Minsk (Rusia, Estados Unidos, Francia), que Baku estaba determinada a seguir su "operación militar legítima".
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, cerró la puerta a unas negociaciones inmediatas, horas después de un voto unánime del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a las hostilidades y "retomar cuanto antes negociaciones constructivas".
"No es apropiado hablar de una cumbre Armenia-Azerbaiyán-Rusia, cuando hay intensos combates", dijo. "Para que haya negociaciones es necesario una atmósfera y condiciones adecuadas", agregó.
Antes que él, el presidente azerbaiyano Aliev dijo que "el primer ministro armenio declara públicamente que Karabaj es Armenia, ¿de qué proceso de negociación se trata?"
Rusia, que reclama el cese inmediato de los combates, los más graves desde 2016, dijo estar dispuesto a una mediación, en una región muy inestable que podría verse sacudida de lleno si estalla una guerra abierta entre Bakú y Ereván.
Según los balances oficiales, probablemente parciales, los enfrentamientos que estallaron el domingo dejaron 103 muertos, entre ellos 81 combatientes separatistas y 22 civiles de ambos bandos.
Azerbaiyán no comunicó ninguna pérdida militar, y los dos campos se acusan de haber iniciado las hostilidades.
El número de muertos podría ser mucho más importante. El ministerio azerbaiyano de Defensa indicó que continuaban "intensos combates", y que desde el fin de semana, perecieron 2.300 separatistas armenios.
Al mismo tiempo que acusaba a su adversario de atacar posiciones civiles, el ministerio reivindicó la destrucción de 130 tanques, 200 piezas de artillería, 25 baterías antiaéreas y misiles tierra-aire S-300.
Por su parte, el portavoz del ministerio armenio de Defensa, Artsroun Hovhannisian, mencionó "137 tanques y blindados destruidos, 72 drones, siete helicópteros y un avión de guerra derribados. 790 soldados azerbaiyanos murieron y 1.900 resultaron heridos". Estos datos no han sido confirmados.
En los dos países, una retórica de guerra en estos últimos meses ha alimentado el fervor patriótico. Tras decretarse la movilización y la ley marcial en los dos territorios, numerosos voluntarios se presentaban para combatir en el frente.
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Azerbaiyán afirma haber reconquistado territorios y perturba las líneas de suministro armenias. Nagorno Karabaj dice, por su lado, que retomó posiciones.