Integrar el equipo de gobierno es gran responsabilidad y exigente tarea en cualquier circunstancia. No obstante, observando el pasado reciente, y un poco más allá, parece que a veces no se le da tal importancia. Pero, en el caso del presidente electo Gustavo Petro, y tratándose del gobierno del cambio, la exigencia está recobrando valor. De acuerdo con la Constitución para ser ministro/a del despacho y director/a de departamento administrativo se requieren las mismas calidades que para ser representante a la Cámara. Esto es, ciudadano en ejercicio y tener más de veinticinco años de edad. Los ministros menores de 30 años han sido la excepción en nuestra historia. Es el caso de Luis Carlos Galán, quien a los 27 años fue ministro de educación del presidente Misael Pastrana.
Sin duda, las nuevas generaciones cada vez cobran más protagonismo y expresan las dinámicas sociales y políticas. Los resultados de las elecciones al Congreso del pasado 13 de marzo dan buena cuenta de ello. Sin embargo, los criterios para conformar el equipo de gobierno son múltiples y de su buen balance dependen en parte la percepción ciudadana y los resultados. Así que lo previsible es que en las decisiones del presidente electo sobre cada designación se conjuguen variables con las que busca, como capitán, la mejor tripulación para emprender el viaje y conducir la nave del Estado hacia nuevos puertos pacíficos, productivos y equitativos.
Así, en este caso, dentro de los múltiples criterios para seleccionar, deben estar los éticos; de formación, conocimiento y experiencia; y seguramente en algunos casos, también lo político y de confianza, entre otros. Pero, para el primer gobierno de izquierda elegido con el anhelo y la consigna del cambio, además debe considerarse para seleccionar gabinete dicho propósito del cambio. Pues lo que representan quienes sean designados, también cuenta. En este sentido, el nuevo gabinete deberá estar en la mejor disposición para interpretar dicho anhelo, y así formular las políticas y orientar el despliegue de la actividad administrativa en cada uno de los sectores y entidades.
El propósito de cambio y del acuerdo nacional, desde el ejercicio del gobierno, deberá imprimir una dinámica transformadora de la forma como se influye, decide y redistribuye no solo en el poder, la renta y los beneficios de las actividades productivas sino también de la protección de los derechos, así como el acceso a los bienes y servicios que garantiza el Estado. Y la construcción de una nueva legitimidad para el ejercicio del poder político y el cumplimiento de los fines del Estado. Es decir, la transformación del modelo de exclusión e ineficiencia que se ha instalado a través del clientelismo, la corrupción y la violencia.
Claro, tampoco hay que ser ingenuos, pues no será un trabajo fácil ni de corto plazo. Tal vez por eso, el presidente electo Gustavo Petro habla con insistencia de que hará un gobierno de transición. Entonces, el gabinete tendrá la tarea de sentar las bases y hacer las reformas esenciales en el corto plazo. Las cuales, comienzan con el primer paquete de reformas que se presentarán al Congreso este año. Además, es de esperar que el acuerdo nacional genere un marco propicio para adelantar estas reformas. De ser así, sería un buen comienzo.
@Fer_GuzmanR