El presidente brasileño, Michel Temer, dijo este martes que la denuncia de que recibió un soborno "es una ficción" y una "infamia de naturaleza política".
La Fiscalía General lo acusó de haber cometido el delito de corrupción pasiva y lo convirtió en el primer presidente en ejercicio en ser denunciado ante la corte suprema, un proceso que podría costarle el cargo.
"No permitiré que me acusen de crímenes que jamás cometí", proclamó Temer en una declaración pública en el palacio de Planalto, rodeado por numerosos asesores y diputados.
"Crearon una trama de novela. Digo sin miedo de errar que la denuncia es una ficción", subrayó.
"No huiré de las batallas ni de las guerras que tenemos por delante. No me falta coraje para seguir en la reconstrucción del país y en la defensa de mi dignidad personal", añadió, en su primera declaración tras conocerse la denuncia.
"Quieren parar al país, quieren parar al Congreso. Atacan a la presidencia de la República", insistió.
El mandatario conservador de 77 años cargó contra el procurador Rodrigo Janot, responsable de la acusación, y afirmó que estaba tranquilo porque la causa es frágil y busca perjudicar a su gobierno, que entre otras reformas impulsa una controvertida reestructuración del sistema de jubilaciones.
"En el foco jurídico, mi preocupación es mínima", declaró.
Janot acusó a Temer de haber recibido un soborno de 500.000 reales (unos 150.000 dólares) de parte de la empresa JBS, la mayor procesadora de carne del mundo. La policía, que seguía el caso, fotografió a Rodrigo Rocha Loures, exdiputado y estrecho asesor del presidente, recibiendo una maleta con el dinero y lo arrestó.
El fiscal afirma que ese dinero estaba destinado a Temer, pero el gobierno dice que la denuncia se basa en supuestos para justificar un generoso acuerdo de colaboración que firmó con JBS para suavizar la condena de sus propios delitos a cambio de que ayude en las investigaciones.
"¿Dónde están las pruebas concretas de la recepción de esos valores?", se preguntó el mandatario.
Temer, un político con una larga trayectoria de bajo perfil, llegó a la presidencia el año pasado luego de apoyar el proceso de impeachment que destituyó a su exaliada, la izquierdista Dilma Rousseff.
En su breve período al frente del gobierno sufrió numerosas turbulencias por señalamientos de corrupción que incluso le hicieron perder a varios de sus ministros.