Un fallo de concentración, el viento, un equipo Sky intratable y finalmente algo parecido a una alergia, según anunció ayer, son las razones que han alejado a Nairo Quintana del 'sueño amarillo', ganar el Tour de Francia en su tercera participación en la carrera.
El prodigio colombiano sumaba dos segundos puestos en dos participaciones. En 2013 irrumpió como un huracán en el tablero ciclista y en 2015 confirmó las expectativas.
Parecía que en 2016, tras una preparación impecable y un equipo de alto nivel a su servicio, sería el año definitivo.
Casi 20 días después de salir del Mont Saint-Michel el ciclista del Movistar se ha visto obligado a renunciar a su primer objetivo. Ocupa la cuarta posición y ahora aspira a volver a estar en el podio ¿Que ha pasado?
El golpe moral
Todo marchaba sobre ruedas hasta la octava etapa. Quintana marcaba con eficacia a su gran rival Chris Froome. Entonces el británico se sacó de la manga un descenso arriesgadísimo, en una posición acrobática, en la primera jornada en Los Pirineos.
El resultado; un triunfo de etapa en solitario, el maillot amarillo y 13 segundos de ventaja con Quintana, al que sorprendió cuando tomaba un bidón de agua.
Desde el Movistar se observó la maniobra como un síntoma de su posible debilidad. "Era algo tan inesperado y arriesgado que no lo habíamos previsto", reconoció el mánager Eusebio Unzué.
Más allá de la aritmética, quedó el golpe moral de un campeón hambriento capaz de adentrarse en terrenos desconocidos para asestar el primer golpe.
El viento, gran rival
Tras llegar a la jornada de descanso en Andorra con una sonrisa al finalizar las nueve primeras etapas sin ningún percance y a tiro de piedra de Froome, Quintana se encontró con un enemigo inesperado, el viento.
"Ha soplado como hace mucho tiempo que no lo hacía en el Tour y nos ha perjudicado mucho", dijo Unzué sobre la segunda semana de carrera.
En Montpellier Froome asestó su segundo gancho. Se alió con Peter Sagan en una escapada a dos y aprovechando los abanicos amplió a 35 segundos la ventaja.
Los siguientes días serían de sufrimiento para los Movistar, preocupados por resguardar a su ligero líder del viento y gastando más energía de la necesaria en etapas de transición. El Mont Ventoux, con el famoso episodio de Froome corriendo montaña arriba, amplió la diferencia en unos segundos y acentuó la tendencia.
La primera contrarreloj, especialidad del jefe del Sky, también estuvo marcada por el viento, dejando a Quintana a casi 3 minutos en la general.
Sky, el ejército infranqueable
Pero quedaba el 'pequeño Tour al Mont Blanc', cuatro etapas en Los Alpes alrededor del techo de Europa, terreno en el que Quintana siempre había puesto en dificultades a su gran rival, escenario de sus mejores días en el ciclismo.
En el larguísimo ascenso a Finhaut Emosson, con dos puertos casi seguidos que alcanzaban los 30 kilómetros, se terminó de desmoronar el ciclista de Boyacá.
Su gregario más reputado Alejandro Valverde lanzó el ataque y Quintana hizo un amago de salir, pero no tuvo fuerza y los Sky siguieron marcando un ritmo de infierno. Luego Froome le remató en meta, ampliando a casi 3 minutos y medio la diferencia.
"En el Sky uno de sus gregarios es Sergio Luis Henao, tan bueno como Nairo. Wouter Pouls y Geraint Thomas podrían también disputar la carrera. Comparen sueldos entre Sky y los demás equipos y verán" analizó en el diario El Espectador el único colombiano que ha lucido el maillot amarillo, Víctor Hugo Peña, tres días en 2003, cuando rendía servicios a Lance Armstrong en el US Postal.
Finalmente Quintana tuvo que renunciar al 'sueño amarillo'. "El cuerpo tampoco responde. Puede ser un tipo de alergia que tengo en este momento porque no oxigeno bien las piernas", dijo el jueves.
Un día antes ya había avisado de que volverá: "Tengo 26 años y me queda mucho tiempo para seguir luchando".