El Presidente de la Asamblea Nacional asumió una serie de poderes constitucionales que lo convierten en presidente interino de la Republica. La OEA respaldó su decisión
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EN UN anuncio que generó confusión a nivel local e internacional, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, declaró ayer: “Me apego a los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela para convocar elecciones libres y la unión del pueblo, Fuerzas Armadas y comunidad internacional para lograr el cese de la usurpación”.
Esta declaración, hecha en un cabildo abierto en el barrio los Palos Grandes de Caracas, de inmediato fue reconocida por políticos nacionales y líderes de la comunidad internacional como la asunción del poder por parte de Guaidó, quien ahora se convierte en “presidente interino” como cabeza del órgano legislativo.
OEA
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, fue uno de los primeros en reconocer como Presidente interino de Venezuela al también dirigente de Voluntad Popular y diputado a la Asamblea Nacional por el estado Vargas, Juan Guaidó.
“Saludamos la asunción de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela conforme al Artículo 233 de la Constitución Política. Tiene nuestro apoyo, el de la comunidad internacional y del pueblo de Venezuela”, aseveró Almagro en sus redes sociales.
Almagro se pronunció luego de que Guaidó afirmara que se apegará al Artículo 233 de la Carta Magna de su país, mismo que establece que en caso de haber falta absoluta del Jefe de Estado debe asumir esa posición el Presidente del Legislativo.
Los pronunciamientos de Guaidó y Almagro se dan un día después de la juramentación de Maduro como presidente reelecto de Venezuela, que fue declarada como ilegítima por la OEA mediante una resolución que contó con 19 votos a favor, seis en contra y ocho abstenciones.
La Unión Europea y Estados Unidos también desconocieron el nuevo mandato de Maduro por considerar que es resultado de unas elecciones que no ofrecieron garantías.
El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, al tiempo que Maduro se juramentaba anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Venezuela y el cierre de la Embajada de su país en Caracas.
Horas después de la juramentación, el Gobierno peruano llamó a consultas a la encargada de negocios de su Embajada en Venezuela, Rosa Álvarez Núñez.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, el jueves, reafirmó su postura de rechazo hacia el gobierno de Nicolás Maduro e hizo una llamada telefónica a Guaidó, a quien le aseguró que tendrá el respaldo de su país en una eventual transición en el Ejecutivo.
La Cancillería Argentina en respuesta a la juramentación de Maduro suspendió el acuerdo de exención de visados para diplomáticos y oficiales y prohibió la entrada a su país de “integrantes de alto nivel del régimen venezolano”.
Maduro fue reelegido como presidente el pasado mes de mayo en una jornada electoral donde la oposición alegó falta de garantías y transparencia.
Sin consenso
Rosibel Torres, abogada de 57 años que se confiesa “radical”, esperaba que el líder parlamentario fuese más agresivo. “Si asume, dicen que lo meten preso, pero Guaidó aceptó presidir la Asamblea Nacional. Él sabía cuáles eran los riesgos”, dijo a la AFP.
Sin embargo, Edith Rueda, jubilada de 77 años, respaldó al legislador, un ingeniero industrial de 35 años. “No podemos volvernos locos”, sostuvo.
Para el politólogo Carlos Romero, “no hay consenso interno de hasta dónde se puede llegar en el desconocimiento” de Maduro, a quien el alto mando militar le reiteró lealtad tras su asunción.
“No quisiera estar en la camisa de Guaidó (...) Él estaría esperando un pronunciamiento militar. Le está dando largas al asunto, pero tiene razón, no se puede llevar al país a una nueva frustración”, declaró Romero a la AFP.
Masivas movilizaciones exigiendo la salida del poder de Maduro se produjeron en 2014 y 2017, con unos 200 muertos y cientos de detenidos.
El Presidente socialista fue reelegido el pasado 20 de mayo en comicios boicoteados por los principales partidos opositores, que los denunciaron como un fraude, y desconocidos por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos.
Maduro está confrontado a un fuerte rechazo popular por la crisis económica, con hiperinflación estimada en 10.000.000% por el FMI para 2019 y escasez de alimentos básicos y medicinas.
23 de enero
La oposición venezolana está llamada a movilizarse el próximo 23 de enero para presionar por “un gobierno de transición” que llame a elecciones presidenciales, convocada por el mismo Guaidó, quien también llamó a la unión de las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela a “acatar la Constitución”.
Al convocar la marcha ante un millar de opositores en Caracas, Guaidó dijo que la Constitución lo legitima para asumir el poder en una transición luego de que el Legislativo declarara a Maduro como “usurpador”.
Pero admitió que eso solo será realidad si los venezolanos se vuelcan a las calles para respaldarlo y los militares le retiran su apoyo a Maduro, mismo que realizó su primer discurso de su “segundo mandato” en la Academia Militar y frente al alto mando militar de las FF.AA.
“¿Es suficiente apegarnos a la Constitución en (una) dictadura? No. Deben ser el pueblo de Venezuela, las Fuerzas Armadas y la comunidad internacional las que nos lleven a asumir”, expresó Guaidó en cabildo abierto desde el municipio Chacao del estado Miranda.
Cabe recordar que todas las decisiones del Congreso son consideradas nulas por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de línea oficialista, que lo declaró en desacato en 2016.
El diputado llamó a una “gran movilización en todos los rincones de Venezuela” el 23 de enero, fecha emblemática, pues ese día, en 1958, cayó la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez.
“¡Asume! ¡Juraméntate!”, le pidieron a gritos muchos de los asistentes a un cabildo abierto convocado por el Parlamento frente a la sede del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. “Maduro, usurpador”, se leía en carteles.
Un sector de la oposición exige a Guaidó asumir como presidente de la Republica, alegando que le corresponde como cabeza del Congreso ante el “vacío de poder” que, a su juicio, crea el desconocimiento de Maduro, investido por el TSJ.