El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desvelado este martes las líneas principales del conocido como 'acuerdo del siglo', que contempla que Jerusalén sea la capital "indivisible" de Israel, deja los asentamientos bajo control israelí y crea un Estado palestino.
"Bajo esta visión, Jerusalén seguirá siendo la capital indivisible de Israel", ha dicho en una rueda de prensa junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. "Esto no es importante, porque ya lo hice para ustedes", ha agregado, en referencia a su reconocimiento de la ciudad como capital de Israel en 2017.
Así, ha recalcado que Estados Unidos reconocerá la soberanía israelí sobre todo el territorio que su "visión" contempla como "parte del Estado de Israel" y ha agregado que el Estado palestino tendrá su capital en Jerusalén Este.
"Mi visión presenta (...) una solución realista de dos estados", dijo Trump, dando garantías sin precedentes a su "amigo", el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien dijo que este era "un día histórico".
Optimista, el mandatario estadounidense estimó que su iniciativa podría permitir dar "un gran paso hacia la paz".
Pero el movimiento Hamas, el primero en reaccionar en el campo palestino, lo rechazó de inmediato.
El futuro Estado palestino solo vería la luz del día bajo varias "condiciones", incluido "un claro rechazo al terrorismo", subrayó Trump al explicar su "muy detallado" plan de 80 páginas.
La Casa Blanca detalló que el plan propone un estado palestino "desmilitarizado".
Asimismo, publicó un mapa con las futuras fronteras que contiene unos 15 asentamientos israelíes, conectados al área de la Franja de Gaza por solo un túnel. Esto técnicamente cumpliría con la promesa de Trump de un estado palestino contiguo.
Trump manifestó que el plan contempla que el territorio palestino "sea de más del doble que ahora" y ha asegurado que "ni israelíes ni palestinos tendrán que abandonar sus casas".
El primer ministro israelí, por su parte, enfatizó que el plan de la Casa Blanca le daría a Israel soberanía sobre el Valle del Jordán, una gran área estratégica de la Cisjordania ocupada donde el ejército israelí acaba de fortalecer su presencia.
Asimismo, Netanyahu indicó que los refugiados palestinos no tendrán derecho a regresar a Israel, en tanto se dijo dispuesto a acordar con los palestinos "un camino hacia un futuro estado", aunque puso como condición que reconozcan al "Estado judío".
"Última oportunidad"
Trump enfatizó su convicción de que los palestinos se merecen "una vida mejor", pero les lanzó una advertencia.
Dijo que había enviado una carta al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, instándole a aprovechar "una oportunidad histórica", quizás "la última", para obtener un estado independiente.
"Le expliqué que el territorio asignado para su nuevo estado permanecerá abierto y sin desarrollar (con colonias israelíes) por un período de cuatro años", dijo.
Trump le confió hace tres años a su yerno y asesor Jared Kushner, un novato político, la espinosa tarea de elaborar una propuesta que probablemente condujera al "acuerdo final" entre israelíes y palestinos.
El objetivo del mandatario republicano: tener éxito donde todos sus predecesores fallaron. Pero la partida promete ser muy difícil.
Abas rechazó en los últimos meses las ofertas de diálogo del presidente de Estados Unidos y consideró su plan "ya muerto" antes de conocerlo. Y ayer, tras el anuncio oficial indicó que “ningún palestino puede aceptar un Estado palestino sin Jerusalén”
El primer ministro israelí viajará a Moscú para informar al presidente ruso Vladimir Putin de los detalles del plan.
El proyecto estadounidense también fue rechazado de antemano por Hamás, el movimiento islamista que controla la Franja de Gaza, un enclave palestino de dos millones de habitantes separados geográficamente de Cisjordania, donde la autoridad de Abas es limitada.
El plan estadounidense "no se aprobará" e incluso podría llevar a los palestinos a una "nueva etapa" de su lucha, advirtió Ismail Haniyeh, líder de Hamás