Después de 31 años, vuelve el agua al Chorro de Quevedo | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Alcaldía de Bogotá
Martes, 18 de Julio de 2017
Redacción Web

A través de un convenio interadministrativo con el Instituto Distrital de Turismo (IDT), el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) coordinó y ejecutó la obra de mantenimiento y conservación del Chorro de Quevedo, una de las plazuelas más emblemáticas del Centro Histórico de Bogotá y que desde hace más de 30 años presenta una oferta de bares, cafés y restaurantes que lo convierte en un punto de encuentro de estudiantes y de visita obligada para los turistas.

El Chorro de Quevedo se encontraba en malas condiciones por el desgaste de los años, la deficiencia en la evacuación de aguas de escorrentías, faltantes de adoquín y reposiciones inadecuadas de material, acumulación de residuos y degradación del material, además de no contar con una superficie nivelada ni homogénea. 

Durante 5 meses, el IDPC realizó el mantenimiento y pintura del muro de arcada, cambió la superficie de acabado del piso, hizo nivelaciones, mantenimiento y protección de la figura del malabarista, retiró obstáculos para mejorar la accesibilidad a personas en condiciones de discapacidad, instaló nuevo mobiliario, realizó siembra de plantas, instaló iluminación y restauró la pila de agua que pondrá en funcionamiento en el acto de entrega. 

El nombre del Chorro de Quevedo proviene de una fuente instalada allí en 1832 por iniciativa del fraile agustino descalzo Francisco Quevedo. Además se cree que fue el lugar en donde Gonzalo Jiménez de Quesada asentó su tropa el 6 de agosto de 1538 dando pie al mito fundacional de Bogotá. El Chorro se conformó desde la primera mitad del siglo XIX como arrabal de la ciudad al borde oriental de la quebrada de San Bruno pero su consolidación como barrio se dio a principios del siglo XX.
  
La recuperación del espacio público del corazón de Bogotá representa la protección de las riquezas culturales, arquitectónicas, urbanísticas, patrimoniales y turísticas. Estas apuestas benefician el turismo local, el desarrollo cultural y enaltecen su valor patrimonial, haciendo de la localidad de La Candelaria un paraje imperdible.