DE pasar toda una tarde en las librerías o pedir prestado un libro por limitados días después de buscar en las eternas estanterías, a tener el club de lectura al alcance de un ‘like’ en una red social es uno de los fenómenos que está permeando la industria literaria con “bookstagram”: una tendencia que ha conquistado a los millennials y centennials para meterse en el mundo de las historias en papel.
Estas dos generaciones comenzaron a convertir Instagram como una librería o un club de lectura, donde podrían compartir tanto sus gustos literarios como sus malas experiencias. Así, hace unos años, se fueron conociendo como “bookstagramers, que consiste básicamente en comunicar de una forma placentera, amena y cercana el gusto y la pasión por los libros”, le dijo a EL NUEVO SIGLO Florencia Savarino, creadora de la cuenta ‘Leer Argentinos’.
El mundo de los libros en una pantalla
En su mayoría, estos ‘influencers’ literarios apoyan a pequeñas y grandes editoriales independientes, mostrando particularmente las obras latinoamericanas, casi que escribiendo y recitando un poema en cada una de sus publicaciones con la intención de incentivar a sus seguidores a leer y despertar curiosidad por los libros.
Es el caso de la argentina Florencia Savarino, de 30 años, quien desde un principio empezó a compartir en su cuenta de Instagram personal sus títulos favoritos, desconociendo entonces la tendencia literaria en esta red social. Luego decidió abrir un nuevo perfil solo dedicado a realizar reseñas y recomendaciones de algunos libros desde hace dos años junto a su amiga, Cecilia Di Tirro, de 37 años.
“Es interesante porque hasta se cambió un poco la lógica del mercado editorial. Antes las personas quizás si iban a la librería pidiendo una recomendación, aunque no quiere decir que todavía no exista, y ahora van con el celular y muestran la pantalla con las cuentas de bookstagramers y le muestran al librero que quieren exactamente ese libro”, afirmó Savarino.
A diferencia de Florencia, Juana Bozzini Zubeldía conoció directamente el mundo de “bookstagram” buscando cuentas en esta red social en la que recomendaran algunos libros e hicieran críticas. Esta dinámica llamó su atención y fue así que creó su propia cuenta donde los géneros como policiales, triller o los románticos new adult eran el centro de sus publicaciones.
“Me agarró curiosidad por ver lo que la gente leía y si lo compartía en algún lado, por eso empecé a buscar en Instagram hashtags como ‘bibliotecas’, ‘mi biblioteca’, ‘leyendo’ y así vi que había gente que subía fotos de sus bibliotecas o de lo que leía, recomendaban lecturas. Después empecé a subir libros que tenía, que por cierto, no tenía muchos en el 2017, así comencé a ser una bookstagramer”, comentó Bozzini, administradora de ‘BookAddicted’.
Dentro de esta tendencia hay cuentas que tienen diferentes objetivos. Unas se dedican a formar una comunidad lectora como ‘Leer Argentinos’ de Florencia y Cecilia que con 9.798 seguidores no solo se puede discutir sobre un libro como en un club de lectura, sino también conocer el talento de escritores contemporáneos con sus reseñas y compartir un “viernes de poesía” para incentivar a los usuarios a la escritura.
Así como también hay bookstagramers que recomiendan obras literarias como “Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar”, “Bellas” de Dhonielle Clayton o “Tres Promesas” de Lesslie Polinesia y entre muchas otras más y también crean discusiones sobre películas y series como “Book Addicted” de Juanita Bozzini Zubeldía, quien tiene cerca de 3.902 seguidores.
“Me gusta contar todo porque siento que en bookstagram con las personas que me escuchan o que me leen hay como una cercanía y un contacto que en mi cuenta personal capaz no hay. Entonces me gusta hablar de series que veo, de películas que recomiendo, y por supuesto me gusta hablar de libros, mostrarles los puntajes que le doy a los libros que leo, que eso es algo que hacemos mucho también los bookstagramers”, señaló Juanita.
Un fenómeno literario con futuro
Así como pasó con los lugares de alquiler de películas, los cuales fueron desapareciendo conforme las plataformas de streming surgieron, eso mismo está sucediendo con las librerías y las redes sociales, pues se convirtieron en un lugar de encuentro tanto para lectores como para escritores.
Para Juanita “Instagram se convirtió en un tipo de librería o club de lectura porque se empezó a difundir muchísimo y a la gente además le incentiva que uno le diga qué le gustó del libro o cómo le pareció, los puntos fuertes de ese libro. Entonces los incentivas a leer y a comprarlos más o pedirlos prestado y creo que va por ese lado. Además se crearon muchos club de lectura porque hay mucha gente que le gusta compartir las opiniones sobre un libro”.
Aunque el auge de los bookstagramers tomó fuerza en los cuatro últimos años, desde la creación de esta red social ya se estaban empezando a crear los primeros “hashtags” de “bookstagram”, donde compartían las tendencias de lectura en ese momento.
Sin duda, esta tendencia no solamente ha sido inspiración para despertar el interés por la lectura, sino también llegar incluso a cambiar la perspectiva de la literatura como algo académico a ser “sagrado”, como lo menciona Florencia. Para otros llegó a unirlos con otras personas del mundo y compartir el mismo gusto por los libros como lo vivió Juanita.
“Para ser un bookstagramer lo que se necesita es dedicación, ganas de traspasar el amor por los libros, de compartir y de abrir un poco la propia experiencia”, finalizó Florencia.