Las mascotas dependen enteramente de sus dueños para conseguir alimento y mantenerse seguras. Como no pueden hablar, la tarea de estos es ser responsables y proveer lo que necesitan para que sean felices y estén saludables.
Las mascotas requieren alimentarse todos los días, pero no con cualquier tipo de comida. Necesitan alimentos nutritivos hechos especialmente para su raza; los perros necesitan comida que contenga las cualidades alimenticias adecuadas para las condiciones físicas de un perro y, los gatos lo mismo .
“Lo ideal es satisfacer las necesidades nutricionales de su mascota de una manera equilibrada para que todas sus funciones vitales se cumplan, alcancen un óptimo desarrollo según su edad, talla y estado fisiológico y, por otro lado, ayudando para que tengan huesos y dientes fuertes, una visión favorable y un pelo sano y brillante”, afirmó Angélica Forero, médica veterinaria y coordinadora de investigación de la Clínica Pequeños Animales de la Fundación Universitaria San Martín.
Adicional a la importancia del alimento por sí mismo, se debe tener en cuenta que el espacio para comer debe ser siempre el mismo, en un lugar de fácil acceso. También es importante que los recipientes estén permanentemente limpios y siempre tengan agua potable a su alcance. Además, la experta afirma que, “es clave tener en cuenta la palatabilidad, digestibilidad, inocuidad, equilibrio de nutrientes y requerimientos para asegurar una alimentación completa”, agregó Forero.
Alimentación por edad y raza
La alimentación varía en cada etapa de la vida, porque dependiendo de la edad, las mascotas presentan diferentes requerimientos; “un cachorro, por ejemplo, necesita hasta el doble de nutrientes que un perro adulto y a su vez, los adultos mayores necesitan proteína de mayor calidad y menos grasas y carbohidratos. Aquí también influye si la mascota es muy activa o sedentaria”, complementó la experta.
Es necesario revisar, bajo la asesoría de un veterinario o un especialista, que los alimentos concentrados proporcionen las cantidades adecuadas de grasas, proteínas y vitaminas, para cada edad y estilo de vida. Adicionalmente, si el alimento es completo y equilibrado no es necesario complementar con complejos vitamínicos; el exceso de nutrientes sin supervisión o recomendación del médico veterinario puede ser tóxico y/o provocar enfermedades o alteraciones.
“Por otra parte, hay casos específicos de demanda nutricional; por ejemplo, se suele recomendar dar comida de cachorros a las hembras gestantes para proporcionarles calorías adicionales y otros nutrientes fundamentales en esta etapa”, puntualizó Angélica.
Respecto a la raza, las más pequeñas tienen el metabolismo más rápido; en algunos casos, pueden necesitar el doble de calorías que otras razas, así que pueden tener una dieta rica en grasas y carbohidratos y con proteína adicional, que ayude a suplir su apetito y venga en bocados de tamaño pequeño, siendo ideal para su boca.
Por otra parte, las razas más grandes usualmente tienen mayor apetito. La dieta ideal para este tipo de mascotas viene en bocados más grandes para que se demoren más al masticar, en lugar de engullir. En cuanto a nutrientes, existen concentrados para animales grandes que tienen suplementos para fortalecer las articulaciones y los órganos vitales.
“Existen diferentes requerimientos para algunas razas específicas de perros y gatos. Por ejemplo, hay gatos que tienden a sufrir de problemas renales, por lo que existen comidas prescritas para estas dolencias. En caninos, hay alimentos especiales para razas miniaturas, por ejemplo, para los Yorkshire o Shih Tzu”, explicó la docente.
Alimentos prohibidos
La experta de la San Martín destaca que, aunque haya alimentos que se consideran buenos para las personas, pueden ser peligrosos e incluso fatales para las mascotas. La siguiente lista nombra algunos de los más comunes que las mascotas deben evitar.
- Chocolate: contiene teobromina, una sustancia muy peligrosa para perros y gatos. Es un estimulante cardiaco que en grandes dosis puede causar un infarto.
- Auyama: puede causar graves afecciones neurológicas, entre las que se incluye la parálisis del tren posterior. Además, esta calabaza incluye moléculas que resultan tóxicas para el animal, como los oxalatos, cianuro y taninos, que adicionalmente impiden la absorción de minerales como el fósforo, calcio, magnesio y hierro.
- Huesos y espinas: pueden atravesarse o atascarse en el intestino. Los huesos, especialmente los de ave, se astillan fácilmente provocando desgarros en la garganta o el intestino, al igual que las espinas de pescado. Los huesos de res (costilla) no se astillan, pero pueden quedar atorados entre los dientes o la faringe, obstruyendo las vías respiratorias y generando asfixia.
- Alcohol: una pequeña cantidad de alcohol es suficiente para intoxicar a un perro o un gato.
- Leche: aunque es el alimento por excelencia cuando son cachorros, la mayoría de las mascotas se vuelve intolerante a la lactosa en la edad adulta.
- Embutidos: contienen una alta concentración de sal, difícil de asimilar. Su consumo puede generar vómito, diarrea y otros problemas digestivos.
- Cebolla y ajo: contienen tiosulfato (especialmente la cebolla), una sustancia tóxica que puede provocar anemia hemolítica.
- Cafeína: al igual que el alcohol y la teobromina del chocolate, la cafeína acelera el sistema cardiaco y nervioso, y genera taquicardia.
- Uvas y pasas: una dosis tóxica mínima es de 32 gramos de uvas por cada kilogramo y 11-30 g de pasas por cada kilo del animal. Cuando exceden esta cantidad resultan tóxicas y su ingesta puede causar insuficiencia renal en un periodo de 72 horas.
- Alimentos grasos y condimentos: resultan muy pesados para el sistema digestivo.
- Dulces: evite que su mascota ingiera cualquier tipo de azúcar. No solo es perjudicial para sus dientes, también puede generar exceso de peso.
- Nueces de Macadamia: son muy tóxicas para los perros; afectan sus capacidades motoras, provocando temblores musculares y, en grandes dosis, pueden causar parálisis.
- Mariscos: pueden generar gastroenteritis e intoxicación.
La experta recomienda asegurar que la basura siempre esté fuera del alcance de las mascotas. En caso de que haya una ingesta de alguno de los alimentos mencionados, incluso en poca cantidad, se debe estar atento a los efectos secundarios y/o reacciones anómalas del animal.
Lo ideal es que los perros adultos coman mínimo dos veces al día y los cachorros tres veces. Los cachorros de menos de ocho semanas deben tener cinco comidas al día. En el caso de que existan patologías determinadas, por ejemplo, hipoglucemia, deben comer varias veces al día, según lo determine su médico veterinario.
“Así mismo, la cantidad suministrada depende de la marca del alimento, puesto que cada concentrado tiene una tabla nutricional diferente que indica la dosis específica, dependiendo de la edad y el peso. Si no está seguro de cuánto debe darle, consulte con su veterinario para evitar el sobrepeso o, por el contrario, la desnutrición”, recomendó la experta.
En el caso de los snacks, que funcionan como premios, debe haber un entendimiento de que no son para la alimentación exclusiva y no se deben suministrar de forma desmedida, pues pueden contener mucha grasa dependiendo del tipo de snack, del tamaño y peso de la mascota. Puede dar de uno a cinco snacks por día.