Definitivamente cuando analizo lo sucedido en el país en el último año no puedo dejar de pensar en la falta que nos hace como sociedad uno de los ingredientes más importantes de la compasión, que es la empatía. Esta se entiende como la capacidad que tenemos los seres humanos de entender y hacernos sensibles ante la situación del otro, para muchos se limita metafóricamente a ponerse en los zapatos del otro, pero tal vez la empatía va más allá, porque definitivamente es el instrumento a través del cual nos conectamos genuinamente con las demás personas.
Desarrollar empatía nos permite realmente ser bondadosos y misericordiosos con los demás así muchas veces no hagamos nada para cambiar su realidad, aliviar su sufrimiento o tenderles la mano ante la adversidad. Algunas veces solo se necesita ser empático y escuchar o guardar silencio, pero desafortunadamente lo que muchas veces sucede es que es más sencillo ser apáticos y hacer que muchas cosas que pasan a nuestro alrededor no sean con nosotros.
Hace algunos días en mis múltiples lecturas me encontré un blog de una persona que admiro mucho, no solo porque es médico sino porque viene trabajando con un tema del que tal vez debamos conocer cada vez más, verlo con menos tabú y darnos la oportunidad de abordarlo desde la ciencia, este es el uso del cannabis medicinal. Desafortunadamente la doctora Paola Cubillos, a quien me refiero, no escribió sobre este apasionante tema sino sobre su propia reflexión como colombiana radicada en otro país que decidió regresar con su familia en el 2016 convencida que habíamos dado un gran salto hacia la sensatez y la construcción de una sociedad para todos y quiso volver para echar raíces de nuevo. Sin embargo, se encontró al volver, en los últimos 5 años una realidad completamente diferente, que se resume en esa falta de empatía por el otro que debemos desarrollar como sociedad y por esa razón con dolor en el alma, que se puede sentir de sus palabras plasmadas en ese documento, decide nuevamente salir de este país. Debo decir que este relato me movió mucho el alma de colombiano.
Esta es la realidad de muchas personas, tal vez unos deciden salir del país, otros nos quedamos guardando la esperanza de que las cosas cambiarán pero quiero detenerme en el concepto que mencione al inicio de esta columna y es que necesitamos con urgencia desarrollar la empatía, que cada día nos detengamos unos minutos a entender la realidad de las personas que tenemos enfrente, del que protesta, del que no tiene para comer, del que está en la comodidad de su casa viendo esta realidad por la televisión, del que decidió tomar las armas para cambiar este país, del que decidió nunca volverlas a utilizar, del que gobierna, del político, del pobre, del rico, de todas las personas que se cruzan en nuestro camino.
No debemos caer tampoco en la falsa empatía que es la que utilizan muchos necesitados de reconocimiento y poder, buscando caerle bien a todo el mundo haciendo lo que sea, o buscando likes desesperadamente en las redes sociales, porque esto realmente se llama simpatía y emerge desde lo más profundo de nuestro ego que es vanidoso y necesita figurar.
Por eso mi invitación es a que nos demos la oportunidad cada mañana de desarrollar la empatía, este entendimiento de la realidad del otro, así no la compartamos, porque sé que esto nos llevará poco a poco a reflexionar y a ponernos del lado correcto, que es el de la humanidad y el de la construcción de una mejor Colombia.