John Maynard Keynes ha sido quizás uno de los referentes más importantes para los políticos. Una de sus frases, “en el largo plazo, todos estaremos muertos” parece ser el lema que guía las decisiones que históricamente han tomado quienes han gobernado. “Políticas de choque” es el nombre que le dan a toda política pública de corto plazo que implementan en momentos de crisis. Priman los resultados rápidos, y los aplausos inmediatos, sobre las consecuencias que puede traer cada una de esas medidas para las próximas generaciones.
Mi generación está pagando las consecuencias de quienes decidieron olvidar el largo plazo. Por ejemplo, nos tocó pagar la deuda pública más alta de la historia. Los políticos decidieron apagar con deuda cualquier incendio y así ganarse el redito momentáneo, sabiendo que cuando fuera el momento de pagar quizás como decía Keynes ya estuvieran muertos. El pueblo aplaude fácilmente este tipo de políticas, pues como decía Bastiat, es más fácil celebrar lo que se ve que alterarse por lo que no se ve.
Lo explico con un ejemplo. El Gobierno del presidente Duque ha anunciado durante todo este año (2021) una serie de medidas para impulsar la generación de empleo juvenil, medidas que rápidamente llamaron “de choque”. Un programa estrella es el de subsidiar los parafiscales a las empresas que contraten jóvenes. Si nos concentramos en lo que vemos, es decir, más jóvenes trabajando, todos lo celebramos, pero cuando aparece lo que no vemos, encontramos que las consecuencias pueden ser peores.
El economista Jahir Viana lo explicó en un reciente video publicado por Libertank. Esta medida lo que hace es que se reemplace la mano de obra adulta por mano de obra juvenil, es decir lo que hace es aumentar el desempleo en adultos para disminuir el de los jóvenes, los desplaza. La medida, no incentiva la generación de puestos de trabajo nuevos y mucho menos resuelve los problemas que impiden la generación de empleo en Colombia.
Una disminución del desempleo juvenil le puede servir al presidente Duque y a su equipo para ganarse algunos aplausos al terminar el Gobierno y quizás termine recordado por eso, pero en el mediano plazo quienes miran para atrás encontrarán que esas medidas no fueron más que un paño de agua fría. Si este o el gobierno siguiente quieren preocuparse por las próximas generaciones y no tanto en las próximas elecciones, deben hacer las reformas estructurales que impiden la generación de empleo formal en Colombia, esto significa, entre otras cosas, disminuir los costos no salariales (parafiscales) y llevarlos a niveles similares al de países exitosos.
Los problemas de pobreza, desempleo, justicia y seguridad que afronta Colombia no se van a solucionar con medidas de “choque” que algunos aplauden fácilmente. Necesitamos políticos comprometidos con las próximas generaciones, que sin miedo al costo político de corto plazo tomen las decisiones estructurales que necesita Colombia para ser un país exitoso. Votemos por el largo plazo, por quien ofrezca una ambiciosa visión de país.