Diferencia en propuestas de salario mínimo para 2021 será abismal | El Nuevo Siglo
EL INCREMENTO del salario mínimo cobija a cerca de 2 millones de trabajadores en todo el país./ENS
Foto archivo EL NUEVO SIGLO
Viernes, 13 de Noviembre de 2020
Redacción Economía

Una cosa es el deseo y otra la cruda realidad. Este el principal argumento que tanto trabajadores, empresarios y Gobierno deberán tener en cuenta cuando en pocos días se reúnan en la Mesa de Concertación Laboral para discutir el incremento del salario mínimo para el 2021.



Sin duda tanto trabajadores y empresarios piensan que el salario mínimo debe tener un importante incremento este año de crisis por la pandemia del Covid-19, en el que los hogares han perdido ingresos cercanos a los $25 billones. Bajo esta premisa no hay duda que se debería establecer un incremento que cubra un poco las pérdidas, pero cuando se mira la realidad, este deseo choca contra lo que ha dejado también el coronavirus: una quiebra de empresas generalizada en casi todos los sectores y un desempleo cercano al 16,8%, con casi 5 millones de trabajadores en el asfalto.

Es por esto que en las primeras de cambio, ya existe de por sí una diferencia abismal. Los trabajadores ya anunciaron que van a llegar una propuesta conjunta de un incremento de 13,5%, mientras que los empresarios llaman la atención sobre la necesidad de que el aumento que se haga sea mesurado y que no supere ampliamente a la inflación, que para este año se espera cierre en 2% o menos.

Prudencia

Para el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Jaime Alberto Cabal, este año la negociación debe llevarse “con mucho cuidado” y estar enfocada en quienes se encuentran desempleados y no tanto en quienes están trabajando.

“Esto implica en que con una inflación que no va a llegar a más del 2% y una productividad negativa, por el crecimiento económico negativo de cerca del 9%, esta prudencia no puede ir más allá de dar un valor adicional de capacidad de consumo a los salarios, pero no debe ir a niveles semejantes a los del año pasado”, agrega el dirigente gremial.

Dice que se deben cuidar los costos de las empresas si se quieren recuperar parte de los 2 millones de empleos que se han perdido por la pandemia.



Por su parte Diógenes Orjuela, presidente de la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT), en representación de las centrales obreras y de los pensionados, dio a conocer el detalle de la propuesta con la que llegarán a la mesa de concertación sobre el aumento del salario mínimo para 2021 en Colombia.

De acuerdo con Orjuela, la posición de las centrales es que “solamente aumentando el ingreso de los trabajadores colombianos se reactivará la economía nacional”, por esa razón es que la propuesta es tener un incremento del 13,5 %.

Con lo anterior, proponen las centrales obreras que el salario mínimo mensual de 2021 sea de $1 millón, más un auxilio de transporte de $120.000.

La renta

Por su parte, Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT), explicó que en esta ocasión la propuesta irá a la mesa con la necesidad de que el Gobierno impulse una renta básica para los trabajadores que ganan un salario mínimo y para los colombianos sin empleo ni ingresos.

Adicionalmente se espera un subsidio de la nómina para un millón de micro, pequeñas y medianas empresas que se encuentran en situación de riesgo.

La discusión del aumento arrancará oficialmente entre Gobierno, empresarios y trabajadores en la primera semana de diciembre. De momento el Consejo Gremial ha dicho que no se pronunciará sobre su propuesta de incremento.



Rosmery Quintero, presidenta de Acopi (gremio que reúne a las micro, pequeñas y medianas firmas el país), aseguró que para esta discusión habrá que tener mayor análisis de las variables de productividad e inflación, además de las consecuencias propias de la crisis por el coronavirus que afecta el poder adquisitivo de los colombianos.

El dirigente sindical Orjuela insiste que “el incremento debe ser muy superior al de años anteriores así el Gobierno deba asumir una parte. Si no se asume este criterio, muy difícilmente se sorteará la calamitosa situación económica”.

Por su parte, el Gobierno Nacional, a través del ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, ha dicho que aunque aún no inician las conversaciones con los empleados, se estudiaría la posibilidad de que el aumento sea importante.

Los costos

Mientras tanto los centros de investigación económica como Fedesarrollo coinciden no aumentar los costos laborales en momentos en que el desempleo está disparado. Consideran que este año aplicar la fórmula que dicta la ley de inflación más productividad resultaría demasiado costoso. En un contexto de recesión, plantean que el salario mínimo debería incluso bajar. Esto muestra qué tan lejos están hoy las posiciones.

En este sentido coincide con el presidente de Fenalco, quien cree que la propuesta de las centrales obreras refleja la preocupación por los trabajadores que han conservado su empleo en medio de la pandemia, pero no por los millones de desempleados e informales que necesitan trabajar.

“Una solicitud de esta naturaleza no tiene sentido económico, sobre todo en la actual situación de pandemia, cuando muchas empresas luchan por sobrevivir, pues no están alcanzando el punto de equilibrio. Y lo que menos necesitan es un incremento excesivo en sus costos laborales, justo cuando sus ingresos cayeron”, señala el dirigente empresarial.



Al contrario, cree que si el país no quiere tardar décadas en reducir el desempleo y estimular la contratación de nuevas personas, necesita con urgencia una reforma que flexibilice el mercado laboral.

El paro

A todas estas y antes que comience el pulso en la Mesa de Concertación Laboral, hay que esperan el paro convocado para el 21 y donde los trabajadores agrarios se van a sumar.

En el pasado paro del 21 de octubre los sindicatos confirmaron su rechazo a las reformas laboral, pensional y tributaria, que para expertos y académicos son claves superar la crisis económica y social que deja la pandemia.

Al respecto, los empresarios creen que las centrales obreras se enfrascan en una agenda política no propositiva, pues de lo que se trata hoy es de responder a los desafíos y la nueva realidad.

Ahora el Fondo Monetario Internacional ha dicho que el desempleo en Colombia se ha convertido en una de las grandes preocupaciones por los altos niveles y volver a un registro de un solo un dígito no sucederá en los próximos tres años.

Colombia terminaría 2020 con un desempleo del 17,3%, el cual se reduciría hasta el 15,8% en 2021, a 13,5% en 2023 y al 11,7% dentro de cinco ejercicios, por lo que el problema laboral se mantendrá por un periodo prologado.

La productividad

Por ley, el incremento del salario mínimo para cada año tiene como piso el resultado de la inflación anual y el cálculo de la productividad, en este caso, de 2020.



Sin embargo, la productividad en el país, tal como se ha advertido en repetidas ocasiones, no ha incrementado al ritmo esperado para impulsar el crecimiento económico. Por año, esta ha reportado un crecimiento inferior a un punto porcentual en varias oportunidades, e incluso ha sido negativa.

Por ejemplo, para 2019, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) calculó inicialmente un incremento de la productividad del 0,52%, superior en 0,08 puntos porcentuales frente al reporte de 2018. Esta cifra fue tenida en cuenta para el debate del incremento del salario mínimo.

Sin embargo, ya en marzo de 2020, el DANE reveló que, realmente, la productividad total de los factores cayó un 0,45% en el año anterior, aunque solo la productividad laboral aumentó el 0,21%.

Es decir que el incremento mínimo del salario para este año tendría que haber estado en alrededor del 3,5% si se tienen en cuenta únicamente estos dos factores y simplemente para mantener el poder adquisitivo de quienes reciben esta remuneración por su trabajo.