Por cada hombre que perdió su empleo, 3 mujeres perdieron el suyo | El Nuevo Siglo
De acuerdo con la Veeduría, Ee 2018, por cada $100 que recibía un hombre, una mujer recibió $88 por realizar el mismo trabajo.
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Miércoles, 21 de Octubre de 2020
Redacción Bogotá

En un informe hecho por la Veeduría Distrital sobre el efecto de la pandemia en el mercado laboral, los aislamientos y las cuarentenas en respuesta a la expansión del virus, agravaron de manera considerable una situación histórica de inequidad entre hombres y mujeres.



Analizando la situación desde que comenzó la pandemia, en agosto de 2020 la tasa de desempleo en Bogotá fue de 20,5%, 3,7 puntos porcentuales por encima de la tasa de desempleo en Colombia la cual fue de 16,8%.

Así mismo, en el trimestre junio-agosto de 2020, la tasa de ocupación de los hombres fue de 56,7% y 40% para las mujeres, es decir que la brecha registrada fue de 16,7 puntos porcentuales, 3,3 puntos porcentuales más que en el mismo trimestre del año anterior. Esto significa que durante este periodo hubo 434.000 hombres más ocupados en comparación con las mujeres.

Esta situación también se reflejó en el desempleo, variable frente a la cual la brecha pasó de 2,9 a 6,1 puntos porcentuales entre el trimestre junio-agosto de 2019 y 2020. Esto significó que hubo 36.000 mujeres más en situación de desempleo que los hombres. Y en el trimestre junio-agosto del 2020, la tasa de desempleo femenino fue de 27,4% y la tasa de desempleo masculino fue de 21,3%.

“Esta era una situación que venía de atrás. En 2018, por cada $100 que recibía un hombre, una mujer recibió $88 por realizar el mismo trabajo. Y dada la coyuntura, esta brecha se ha agravado”, aseguró ayer el veedor Guillermo Rivera, quien insistió en que Bogotá es la segunda ciudad con la brecha de ocupación más grande entre mujeres y hombres ocupados, con una diferencia de 13 puntos porcentuales.

En efecto esta es una situación histórica. Refirió la Veeduría que desde el 2010, la tasa de ocupación y participación de las mujeres en el mercado laboral ha estado por debajo de la de los hombres. Mientras que la tasa de ocupación en los hombres ha estado alrededor del 71%, en las mujeres ha sido cercano al 57%., y en el caso de la tasa de participación en los hombres ha registrado un mínimo de 76% y en las mujeres un máximo de 67%.

Brechas

Las altas brechas de desocupación en la ciudad de Bogotá se pueden explicar de varias maneras además de las históricas. De acuerdo con la Veeduría, esto se ha debido a que los sectores más afectados, como el comercio y el sector servicios, empleaban más mujeres que hombres.



A eso se suma que muchas más mujeres que hombres, por cuenta del cierre de los colegios, han tenido que dedicarse cien por ciento al hogar. A este respecto, de acuerdo con el Censo Nacional de 2018, en Colombia existen 1,8 millones de madres solteras frente a 350.000 padres solteros, y por ende, es más probable que los cuidados del hogar recaigan en una sola persona. Y según el Banco Interamericano de Desarrollo, en Latinoamérica hubo más mujeres solteras que hombres solteros que perdieron su trabajo en junio de 2020.

“Bogotá había logrado avanzar en la reducción de brechas de ocupación y salarios, sin embargo, por la coyuntura, ha habido un retroceso. Para junio-agosto de 2020 la brecha de desempleo fue de 6,1 puntos porcentuales, en este caso por cada hombre que perdió su empleo, 3 mujeres perdieron el suyo”, concluye el Veedor Rivera.

Recomendaciones  

Entre otras recomendaciones, de acuerdo con la Veeduría Distrital es importante que los programas, proyectos y estrategias de reactivación económica se orienten al sector informal para evitar que se sigan perdiendo empleos donde en su mayoría son mujeres. Así mismo, es necesaria la promoción de igualdad de roles de género en las actividades de cuidado del hogar para que esta también se de en las mismas condiciones laborales de las mujeres frente a los hombres.

Por último, la estrategia de reactivación económica debe incluir la perspectiva de género para garantizar que las dificultades de tipo estructural que perpetúan la desigualdad entre hombres y mujeres no se traduzcan en una mayor exclusión de mujeres del mercado laboral o el acceso en condiciones inequitativas o bien, el engrosamiento de las líneas de pobreza.