Además de disminuir el riesgo de contagiarse con el covid-19, la mascarilla podría atenuar la gravedad de la enfermedad en caso de infección y aumentar la inmunidad de la población a la espera de una vacuna, según una tesis científica.
"Creemos que las mascarillas pueden ser una especie de 'puente' hacia una vacuna", la doctora Mónica Gandhi, especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de California, en San Francisco.
Su hipótesis es que una persona que se contagia con el covid-19 llevando mascarilla es menos susceptible de caer gravemente enferma que otra con el rostro descubierto puesto que absorbe una menor cantidad de virus.
"Iniciamos varios estudios para verificar esta tesis, estudiando por ejemplo si la obligación de la mascarilla en algunas ciudades del mundo reduce la gravedad de la enfermedad", explica Gandhi.
Así, si se comprobara que la mascarilla "aumenta el porcentaje de infecciones asintomáticas", su porte generalizado permitiría elevar teóricamente "la inmunidad" de la población y lograr por tanto "un control intermedio de la epidemia a la espera de una vacuna", prosigue.
"Es solo una teoría, pero hay muchos argumentos en su favor", asegura Bruno Hoen, director de investigación médica en el Instituto Pasteur de París.
Este tipo de protección fue juzgado inútil por las autoridades sanitarias en las primeras semanas de la epidemia del covid-19, cuando había una fuerte carencia en muchos países, y después se recomendó sobre todo para proteger a los demás.
"Es una teoría interesante basada en una hipótesis razonable", coincide Archie Clements, epidemiólogo de la Universidad Curtin de Australia.
"Soy bastante escéptica", tuiteó en cambio Angela Rasmussen, viróloga de la Universidad de Columbia de Nueva York. "Es una idea interesante pero hay demasiadas incógnitas".
En primer lugar, según Rasmussen, por ahora no es seguro que una dosis menor de virus reduzca la gravedad de la enfermedad que se sufre, tampoco se sabe hasta qué punto la mascarilla reduce esta dosis.