A pesar de la constante tensión entre la presidencia brasileña y el Congreso, el mandatario del país, Jair Bolsonaro, consiguió que su popularidad se mantuviera en un 33 por ciento, de acuerdo con un sondeo de opinión publicado ayer por la empresa demoscópica Datafolha.
"El comportamiento adoptado durante la pandemia se refleja en la valoración del Gobierno", señala Datafolha. Para realizar esta encuesta, Datafolha hizo entrevistas telefónicas a 2.069 personas de todo el país entre los días 25 y 26 de mayo con un margen de error de dos puntos porcentuales.
Brasil es el segundo país del mundo más afectado por la pandemia, solo por detrás de Estados Unidos, con 411.821 casos y 25.598 muertos, a pesar de lo cual Bolsonaro se ha negado a adoptar medidas drásticas, como el confinamiento, por lo que la responsabilidad ha recaído sobre municipios y estados.
“Ataque contra la libertad”
A su vez, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha considerado que la investigación del Tribunal Supremo Federal (STF) contra algunos de sus aliados por la presunta difusión de noticias falsas es un ataque contra la "libertad de expresión".
"Ver a ciudadanos de bien con sus propiedades invadidas por ejercer su derecho a la libertad de expresión es una señal de que algo muy grave está ocurriendo con nuestra democracia", ha escrito en Twitter.
Así, ha asegurado que su Gobierno trabaja "para que se haga valer el derecho a la libertad de expresión" en Brasil. "Ninguna violación de ese principio debe ser aceptada pasivamente", ha reivindicado.
Por su parte, Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del presidente y diputado federal, ha acusado al Poder Judicial de favorecer la "ruptura" del gigante suramericano y ha sugerido que, para evitarlo, su padre podría adoptar una "medida enérgica".
En una entrevista concedida a la cadena Terça Livre, Eduardo Bolsonaro se ha mostrado comprensivo con quienes han asumido una "postura moderada" para evitar precisamente esa "ruptura", si bien ha considerado que "no se trata del 'si', sino del 'cuándo' va a ocurrir", asumiendo con ello que ya se ha producido.
"La gente está viendo una decisión detrás de otra para tensar esa relación" entre el Gobierno y la población, ha dicho. "Y después, no se engañen, cuando lleguemos al punto de que el presidente no tenga más salida que una medida enérgica será tachado de dictador", ha deslizado.
El diputado federal se ha referido no solo a la investigación del magistrado Alexandre de Morares sobre las 'fake news' sino a la orden de su colega Celso de Mello de publicar un vídeo de la reunión ministerial del 22 de abril en el marco del caso sobre las supuestas injerencias del presidente en la Policía Federal.
"Los magistrados Alexandre de Morales y Celso de Mello van a conseguir la proeza de hacer que las manifestaciones, que hasta ahora se han celebrado seis fines de semana consecutivos en Brasilia, se trasladen a las puertas del Palacio de Planalto para saludar al presidente", se ha jactado.