* Urgente volver a más de 300 mil dosis diarias

* Más medidas contra renuentes a inmunizarse

La caída de los índices de contagio y muertes por el covid-19 a cifras que no se veían sino al comienzo de la pandemia en Colombia, en marzo y abril de 2019, evidencia que el Plan Nacional de Vacunación está dando resultados. De hecho, el último reporte da cuenta de 36,8 millones de dosis aplicadas así como de casi 16 millones de colombianos con el esquema completo de inmunización. Es decir, que alrededor de la tercera parte de la población total ya recibió los biológicos, poniendo a nuestro país en la parte alta de la lista sobre eficiencia en esta materia a nivel de América Latina y el Caribe.

Sin embargo, lejos de tomarse un descanso en momentos en que la curva epidemiológica ha bajado sustancialmente, la prioridad es apretar el acelerador en la vacunación.

Para ello hay que aprovechar tres elementos clave. De un lado, que la intensidad de la crisis sanitaria disminuyó, lo que se refleja también en la baja ocupación de las Unidades de Cuidado Intensivo para pacientes covid. Esto permite al operativo logístico nacional, departamental y local una mayor capacidad de movilización y búsqueda activa de los no vacunados, así toque hacerlo casa por casa.  

En segundo lugar, luego de un preocupante bache en la llegada de biológicos al país la última semana de agosto y la primera de septiembre, que hizo caer los índices de inmunización diaria de manera ostensible, en los últimos días el flujo de biológicos de las distintas farmacéuticas volvió a crecer, tras el acuerdo entre el Ministerio de Salud y los proveedores, ya sea por la vía de la negociación directa o mediante el mecanismo Covax, de la Organización Mundial de la Salid. Así, en la última semana llegaron más de cuatro millones de dosis y se espera que en esta segunda quincena de este noveno mes arriben casi nueve millones más.

En tercer término, es evidente que empiezan a dar resultados los llamados insistentes y la búsqueda activa de los casi tres millones de personas que no se habían inmunizado pese a pertenecer a grupos de riesgo o tener turno de vacunación desde hace más de tres meses. Semanas atrás esta población ascendía a tres millones de colombianos, pero ahora está alrededor de los dos millones.

Esa renuencia o desinterés por aplicarse los biológicos resulta aún más inexplicable e irresponsable si se tiene en cuenta que, como ratificaron los resultados del estudio de “Efectividad de las vacunas contra el covid-19 en Colombia”, revelado el martes pasado, el riesgo de hospitalización y muerte por coronavirus ha sido significativamente mayor para las personas no inmunizadas. Informe que, adicionalmente, confirmó que las vacunas aplicadas en el país son altamente efectivas.

Por lo mismo, ante la evidencia de la presencia en el país de las variantes “delta” y “Mu” es urgente hacer una búsqueda más activa de esta gran cantidad de personas, que no solo corren un riesgo alto de infección e incluso de muerte -sobre todo las personas mayores de 50 años o con comorbilidades-, sino que además son un alto factor de contagio. Lo que pasó en Estados Unidos, Europa y otros países, en donde los rebrotes del coronavirus afectaron grave y marcadamente a los no vacunados, es un campanazo de alerta para nuestro país. De allí que ya va siendo hora de que se piense desde el Gobierno en algún mecanismo para hacer obligatoria la inmunización o, por lo menos, que sólo se permita a quienes han recibido los biológicos estar en espacios públicos de alta afluencia de personas. Otro flanco de alerta es el de las mujeres gestantes, que pese a haber sido priorizadas, una parte sustancial de ellas no ha recibido todavía la primera dosis del único biológico que está autorizado para protegerlas contra el covid-19.

Visto todo lo anterior, es imperativo que se acelere el ritmo de vacunación a todos los rangos de edad, desde los doce años en adelante. Hay que volver a jornadas en que se pudo inmunizar a más de 300, 400 y 500 mil colombianos diarios. Con el riesgo alertado de un cuarto pico de la pandemia para finales de octubre, es urgente que para esa época ya el 70% de la población esté protegida al menos con una dosis. Todo ello de forma paralela a insistir en que el uso del tapabocas, el distanciamiento social y otras medidas de bioseguridad deben cumplirse de forma estricta, pues es visible un peligroso relajamiento en las mismas, generando un factor de riesgo muy alto.

No hay que dudarlo: la prioridad no es otra que vacunar, vacunar y vacunar.