* Más de $11,4 billones a desarrollo vial
* Estrategia contracíclica en pospandemia
En la antesala de la reciente cumbre de los líderes del G-20, que reunió a los líderes de las economías más fuertes del planeta, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un informe según el cual un impulso sincronizado a la inversión en infraestructuras podría estimular el crecimiento, limitar las secuelas a más largo plazo de la pandemia e incluso acelerar objetivos relacionados con la lucha contra el cambio climático.
Según los expertos del ente financiero multilateral, si las economías con margen para gastar aumentaran el gasto de inversión en infraestructuras en medio punto porcentual del PIB en 2021, lo incrementaran al 1% en 2022 y lo mantuvieran en ese nivel hasta 2025, y si las economías con menos espacio fiscal invirtieran aproximadamente una tercera parte de esos porcentajes en el mismo período, el producto mundial podría aumentar en cerca de un 2% de aquí a mitad de esta década.
El estudio del FMI también señala que el gasto en tipos concretos de infraestructuras genera importantes beneficios adicionales. Por ejemplo, recalcó que la inversión pública intensiva en empleo, como el mantenimiento de infraestructuras o las obras públicas, implementada con eficiencia es fundamental.
Esta perspectiva sobre la hoja de ruta que deben implementar los países para dejar atrás el lastre recesivo de la crisis socioeconómica derivada de la pandemia de Covid-19 resulta clave a la hora de evaluar la pertinencia de las acciones que se están tomando en Colombia en esa dirección. Por ejemplo, esta semana fue aprobado un documento Conpes que da vía libre a lo que el Departamento Nacional de Planeación calificó como “uno de los más ambiciosos planes de infraestructura vial del que se tenga antecedentes en el país”. Se trata de una inversión estimada en 9,2 billones de pesos para la intervención de 1.160 kilómetros de vías en 18 departamentos, 17 corredores para mejoramiento y la construcción de cuatro proyectos nuevos. Se tiene calculado que todos estos frentes de obras podrían generar no menos de 330 mil empleos entre directos e indirectos, además de dar un impulso sustancial en los ciclos económicos regionales y locales, muy golpeados por cuenta de la crisis sanitaria, los efectos de las cuarentenas y las parálisis productiva, comercial y de consumo de hogares consecuentes.
El denominado “Programa Vías para la Legalidad y la Reactivación" si bien abarca 21 proyectos en todo el país a cargo del Invías, incluye algunas obras de gran complejidad. Por ejemplo, está el desarrollo del túnel del Toyo, cuya importancia estratégica en la red vial nacional radica en que conecta las concesiones de cuarta generación Autopista al Mar 1 y Autopista al Mar 2. Se trata de una obra que ya está en ejecución en asocio con la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín.
Otro tema clave en este programa es que, según el Invías, todos los proyectos, que este mes iniciarán proceso de licitación, se ejecutarán durante este Gobierno y una vez entren en operación no solo implicarán una mejora sustancial en competitividad sino que representarán un ahorro anual de más de 420 mil millones en costos de operación a los transportadores.
Si a esos 9,2 billones de pesos se le suman los 2,2 billones contemplados en el programa “Concluir y concluir para la reactivación de las regiones”, se eleva a 11,4 billones de pesos la ofensiva en materia de obras públicas regionales. Junto a la construcción, que está cerrando este año con cifras récord pese a la pandemia, el desarrollo de infraestructura vial se perfila como uno de los principales motores de la reactivación económica efectiva para el 2021.
En el reciente congreso de la Cámara Colombiana de la Infraestructura una de las principales conclusiones fue, precisamente, que es momento de pensar con audacia y decisión en materia de obras públicas y privadas. Esto, como lo dijera el presidente del gremio, bajo la perspectiva innegable de que la infraestructura debe convertirse en el puntal de lanza de una política contracíclica de largo aliento que ayude a reactivar lo más pronto posible la golpeada economía colombiana.
Como lo destacó el referido del FMI, se requiere un flujo importante de recursos oficiales y privados en materia de desarrollo de infraestructura para empujar la economía. Solo en esa medida el PIB recibirá un impulso tangible y definitivo. No es un asunto automático ni fácil. Requiere de esfuerzos no solo presupuestales sino en materia de agilidad en licenciamientos, aprobación rápida y certera de diseños, mecanismos eficaces para asegurar la financiación, auditorías e interventorías diligentes y la máxima colaboración posible de los gobiernos Nacional, departamentales y municipales. La ruta está trazada, lo crucial es seguirla.