EL buen manejo de la expresión oral y corporal se ha convertido en una de las características más importantes que debemos desarrollar los seres humanos; es así como desde muy temprana edad estamos buscando la forma de relacionarnos y de vivir en sociedad, dando a conocer nuestros puntos de vista, opiniones, gustos y deseos.
El mundo actual y los cambios que este ha traído, hacen que cada día sea más importante contar con habilidades comunicativas al momento de dirigirnos a un público, bien sea en aspectos laborales, académicos o personales; hablar en público es una de las situaciones que genera mayor temor en las personas, el miedo a equivocarse, a no transmitir el mensaje deseado, a que las personas no entiendan o no se interesen por nuestra intervención, son algunos de los factores que generan inseguridades en las personas a la hora de hacer una intervención frente a un público, bien sea de manera presencial o virtual.
El miedo a hablar en público o glosofobia es una situación que experimentamos a diario, dejando en evidencia síntomas físicos, conductuales o cognitivos que representan nuestro “pánico escénico”. Esta situación es más común de lo que parece, desde la niñez, en los salones de clases, hasta en la adultez con las reuniones laborales, las personas se enfrentan a procesos de comunicación donde se refleja esta problemática por timidez o falta de confianza.
Según Marcela Quintero Jiménez, docente del programa de Comunicación Social de Areandina Valledupar, esta fobia va acompañada de síntomas físicos que suelen ser visibles en los momentos de la intervención con el público, influyendo negativamente en su proceso comunicacional; entre ellos, sudor, respiración acelerada, temblor, tono de voz débil, etc. “Es muy común observar los miedos que enfrentan los estudiantes al momento de expresarse en público, bien sea desde una pequeña socialización en mesa de diálogo, hasta la exposición de un tema específico frente a jurados”, expresa la docente, quien comparte estos consejos.
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1. Definir el objetivo de mi intervención: tener claro cuál será mi objetivo al momento de dirigirme al público me ayudará en el proceso de planificación, es importante mencionar que los objetivos pueden trabajarse de forma individual o combinarlos, por ejemplo: informar y enseñar, divertir y entretener, persuadir y convencer etc.
2. Conocer el tipo de audiencia o público: es fundamental conocer las características socioculturales que tiene el público al que me voy dirigir, identificar si son personas con una idéntica profesión o no, tipos de edades, saber qué deseos o necesidades tienen.
3. Preparar lo que se va a decir: cuando nos sentimos seguros de nuestro discurso podemos comunicarlo de mejor manera, es importante entender lo que vamos a decir, interiorizar el tema, apropiarse de él, y para lograrlo lo mejor es prepararlo y estudiarlo con anticipación.
4. Empezar bien: la primera y última frase dentro de una intervención con el público son fundamentales, las personas siempre recordarán lo positivo o lo negativo de ese momento, por eso es fundamental estar seguros de los que vamos a decir y captar la atención del público de principio a fin.
5. Sé tú mismo: cuando somos auténticos y hablamos con naturalidad logramos ser más asertivos, es por ello que es importante no buscar la perfección, sino sentirnos cómodos y mantener nuestra esencia cuando estamos frente a un público.
6. Relajarse: respirar profundo, mantener la respiración por hasta cuatro segundos y soltar, es uno de los ejercicios claves antes de intervenir en situaciones que nos puedan poner nerviosos.
7. Manejar la postura corporal: en muchas ocasiones nuestros ademanes o postura corporal pueden afectar la intervención con el público, es importante aprender a manejar la expresividad, evitar los movimientos bruscos de brazos, no caminar tanto por el auditorio o el lugar donde estoy haciendo mi intervención, cuidar mis gestos o movimientos faciales, logrando que la información entregada de tipo verbal se complemente o se refuerce a través de la comunicación no verbal.
8. Ser positivos: pensar que va a salir bien es casi una garantía de éxito. No nos enfrasquemos en lo que solemos fallar o en lo que consideramos que comúnmente no nos sale bien, antes de iniciar nuestra intervención debemos estar seguros que lo haremos muy bien.
9. Sí, puedes equivocarte: si nos equivocamos en nuestra intervención, no importa, sigamos adelante con nuestro discurso, es fundamental aprender a soltar el miedo y tener presente que cada experiencia será un motivo de enseñanza y de mejora continua.
10. Grabarse: Practicar frente al espejo o grabarse con el celular es importante, este ejercicio nos ayudará a revisar y ajustar los detalles que consideramos nos puedan restar seguridad en nuestra intervención