Continúa el análisis de Juicio Universal (Editorial Planeta, Barcelona, 1971) de Giovanni Papini y comienza con casos no expuestos con la debida amplitud. Calvino es uno de los personajes descritos con mayor dureza: cruel, hipócrita, embustero, fanático y su víctima más conocida fue Miguel Servet a quien denunció ante la Inquisición. A Iván el Terrible se le recuerda por sus matanzas, arguye, según Papini, que sus súbditos eran más bestias que las bestias y que Dios permitió los eventos de Sodoma, Gomorra, Samaria, Babilonia.
Robespierre es descrito ausente de remordimiento, convencido de ser necesario “cortar cabezas”, indispensable una abundante sangría, la revolución fracasó por su debilidad y su víctima más importante fue Luis XVI quien acepta, en el juicio, sus debilidades: faltó incluir a Danton. Es amplia la sección dedicada a los artistas: Fidias, Boticelli, Steinbach, Rafael, Haendel, Paganini, Rossini, Eiffel y Van Gogh, es decir, predominan pintores y músicos y es extraña la presencia del ingeniero Eiffel, cuya obra principal es considerada una nueva torre de Babel. Triste la trayectoria de Rossini con diversos giros de fortuna, felicidad y tristezas. Aparece Dessalines: nace libre en Guinea, esclavo en Haití, sanguinario, vence a franceses e ingleses, emperador y muere asesinado.
Herodes Antipas acepta, en parte, la acusación de incesto con Herodías y niega ser asesino de profetas. Jugó, en lo primero, “la imposición de Eros”, lo cual sería inaceptable. Los profetas fueron Juan el Bautista y Jesús de Nazaret y él no quería matarlos. El primer caso lo justifica por cumplir un juramento imprudente. Respecto a Jesús, tanto él como Pilatos lo creían inocente. “Pero él mismo había señalado y querido su suerte y no fue posible sustraerlo a la cruz”. También son condenados el marqués de Sade y Casanova pero Cleopatra es más interesante y Papini resalta el ángulo político. Cleopatra era la heredera de la antigua civilización oriental egipcia combinada con “el último esplendor del espíritu helénico” frente al nuevo poder mundial, o sea, Roma y, de triunfar, “Egipto y no Italia se hubiera convertido en sede del imperio”. La serie femenina incluye a Safo y Eloísa y Papini finaliza con poetas y escritores y se comenta a Eurípides, Shakespeare, Dostoievski. Se lamenta la exclusión de Esquilo, Sófocles, Wilde, Cervantes, Lope de Vega.