¡Por algo lo llaman supermartes! Con esta frase, Joe Biden resumió la sorpresa de los resultados de las elecciones llamadas primarias celebradas la semana pasada, cuando fueron el exvicepresidente de los Estados Unidos se impuso en 10 de los 14 Estados que las hicieron. De los 1357 compromisarios en juego ese día, el 34% del total, Biden se llevó 380 frente a los 328 alcanzados por Sanders. Más o menos previsible era su victoria en los Estados del Sur, pero las de Texas, Massachusetts, Virgina o Minnesota sucedieron de forma inesperada.
Hace apenas unos días, el supermartes estaba predestinado a coronar a un Sanders imparable en las encuestas. Sin embargo, las primarias del sábado anterior en Carolina del Sur, en las que Biden se impuso con autoridad, supusieron una revolución en el partido demócrata con la retirada, ante los malos resultados cosechados, de Buttigieg y Klobuchar, lo que permitió aglutinar en torno a la figura de Biden el voto demócrata moderado.
Biden también debe su victoria al apoyo recibido por parte del voto afroamericano que, en Estados como Alabama, supone el 50% del electorado. El voto latino se decantó, sin embargo, por Sanders, como se pudo constatar en Texas y, especialmente en California, lo que demuestra el efecto arrastre de la plataforma progresista que encarna Sanders. De hecho, su victoria en California, considerada la joya de la corona por el número de compromisarios que aporta, ha supuesto un fuerte espaldarazo en sus aspiraciones en la carrera presidencial.
Tras la retirada de Bloomberg y las dudas sobre el futuro de Warren, la pugna demócrata se ha convertido, por tanto, en un duelo de dos. Se trata de dos viejos conocidos de la política norteamericana, de edad aproximada, 77 y 78 años. Es la tercera vez que Biden se presenta a candidato a Presidente frente a dos de Sanders. Biden representa una suerte de antihéroe, varón, blanco, católico, sin golpes de efecto en la era de las redes sociales. Sanders, por su parte, encarna el espíritu socialista, independiente y heterodoxo, contrario al establishment político y corporativo que representa Biden.
Ahora corresponde al partido decidir si está preparado y quiere dar, en estos momentos, el giro a la izquierda que representa Sanders y si esta es la mejor vía para recuperar los votos necesarios para imponerse a Trump en el mes de noviembre. Las primarias de las próximas semanas irán perfilando las posibilidades de uno y otro de cara a la gran convención demócrata del mes de julio.