González | El Nuevo Siglo
Miércoles, 25 de Diciembre de 2019

Felipe González, ex presidente de España, es el prologuista de La Batalla por la Paz. El largo camino para acabar el conflicto con la guerrilla más antigua del mundo (Planeta, Bogotá, 2019), cuyo autor es Juan Manuel Santos, presidente de Colombia durante 2010-18 y Premio Nobel de la Paz 2016. González conoce el conflicto bélico que ha envuelto a nuestro país por más de medio siglo, entiende el pensamiento de Santos y de sus antecesores, lo cual facilita la comprensión del texto indicado y es pertinente y oportuno frente a cualquier debate en torno a creencias de Santos, de su gestión presidencial y de sus ideas guía.

Se exponen, a continuación, las reflexiones del jerarca español. La primera es concluyente: “el avance hacia la solución del conflicto es irreversible” y cabe un par de observaciones: González no coincide, se aparta de Darío Acevedo, cabeza del Centro Nacional de Memoria Histórica, creyente en “la inexistencia del, conflicto armado”. Además,  ha de quedar claro y evidente que el choque con las FARC-EP no solo se caracterizó por la complejidad, longevidad y costos, sino que estas características persistirán, pese a la superioridad militar evidente del Estado colombiano y que, a la larga, conducirá a su victoria plena considerada inevitable pero difícil. Lo anterior conduce a que la solución requiere el diálogo y así se reduce la cantidad previsible de víctimas: se entiende que este factor no era tradicionalmente de un relieve determinante, lo cual cambió, de modo sustancial, durante la gestión presidencial de Santos, y es positivo.

La guerra no podía seguir hasta el exterminio del adversario y tal decisión es, sin duda, humanitaria. Se resalta que Santos, como Ministro de Defensa de Uribe Vélez, sostuvo una lucha dura contra las FARC-EP y González cita su máxima: “nada estaba acordado hasta que todo estuviera acordado”.

Santos dirige una Carta al Lector en su obra citada al principio de estas líneas: 220000 muertos, seis millones desplazados, afectada sobre todo la población civil rural, los antecesores de Santos fallaron tanto en negociar como en vencer a la guerrilla, como Ministro de Defensa de Uribe lideró los golpes más duros  a la guerrilla, la agenda de negociación requirió “dos años de negociaciones secretas”, la mesa de diálogo empezó en Oslo, en 2012, y siguió en La Habana y el acuerdo final de terminación del conflicto con las FARC-EP se firmó en 2016. Sigue la derrota estrecha en el plebiscito, un nuevo texto en el teatro Colón, en 2016. El arreglo logrado por Santos tiene mayor acogida internacional – se le considera un modelo - que doméstica, lo cual se lamenta.