Recientemente, la revista The Economist publicó un interesantísimo artículo bajo el título “Buen Capitalismo Vs. Mal Capitalismo”, haciendo alusión al debate que internamente está viviendo el Partido Conservador más importante y afamado de la historia: The Conservative Party en el Reino Unido.
Entre el secretario de ambiente y el del tesoro y entre toda la mayoritaria bancada conservadora en el Parlamento inglés, se debaten a profundidad los alcances del libre mercado. No hay duda de que ese suceso es noticia como quiera que han sido los conservadores y, muy especialmente, los ingleses, los grandes defensores, impulsadores y, si cabe, inventores del libre mercado con responsabilidad social en el mundo.
En respuesta a ese liberalismo económico tan brillante, tan lúcido y tan sabio como el que promulgaba Popper, Smith, Von Mises, Von Hayek o, Rose y Milton Friedman, se levanta un dique no menos sabio e iluminado, de tinte conservador, que reclama una mayor participación y presencia de un Estado austero, pequeño pero muy fuerte y servicial, en los asuntos económicos de la vida social.
Nace así la Economía social de mercado bajo el inefable lema: “tanto Estado como sea necesario tanto mercado como sea posible”. Y de lo que se trata es que el Estado intervenga y participe como agente económico allí cuando el mercado no llega, o no quiere llegar a satisfacer las necesidades de los asociados.
No en vano viene bien recordar que fueron los conservadores Reagan en USA y Thatcher en Inglaterra los que pusieron en práctica y con inusitado éxito las tesis más liberales en asuntos económicos. Pero eran otros tiempos y reaccionaron a una voraz visión colectivista, planificadora e intervencionista proveniente del bloque comunista de la Unión Soviética y sus satélites. Pero también fue Alfonso Suarez en España o Konrad Adenauer en Alemania los que mostraron una visión económica de mercado, con libertad privada y protagonismo del sector privado en la economía, pero con conciencia ambiental y social. De allí su nombre: economía social de mercado.
Hoy el Ministro Carrasquilla, conservador, empieza una cruzada que bien vale la pena estudiar y, si es del caso, limitar. Propone, groso modo, una reforma tributaria con aumento de los impuestos, incluso tocando la canasta familiar. Ello va en franca contravía a lo prometido en campaña, a lo que votamos la inmensa mayoría de colombianos y, curiosamente, a las tesis conservadoras.
Creo que como en el Reino Unido, los conservadores deben examinar los alcances del libre mercado pero sin desatender los postulados básicos de éste, sin irrespetar al sector privado con asfixiantes impuestos o con reformas que descrean del mercado para seguir creyendo en un Estado atrofiado y corrupto.
*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.
@rpombocajiao