El comienzo del 2022 será recordado también como el inicio de una reconfiguración del sistema mundo.
Jamenei, Xi Jingping y Putin creen que los EE.UU. pasan por un momento de debilidad y quieren explotar esa situación a toda costa.
Es cierto que la abrupta retirada de los Estados Unidos de Afganistán ha sido un fiasco político protuberante.
También es cierto que la Casa Blanca enfatiza mucho en las virtudes de la democracia, tal como lo mostró al convocar una cumbre mundial para propulsarla.
Y está claro que Biden confía denodadamente en las bondades del diálogo, la negociación y el multilateralismo.
Pero inferir que el trauma de Afganistán o la mesura diplomática pueden ser pruebas de debilidad para desafiar a Washington podría ser el error más costoso de la historia.
Por ejemplo, China cree que puede aprovechar el momento para tratar de apoderarse de Taiwán.
Biden ha hecho todo lo posible por advertirle políticamente a Xi Jinping que no se sobrepase.
Pero Beijing parece no entenderlo y sigue escalando el conflicto en el Indopacífico.
En consecuencia, Washington ha creado “Aukus2 y repotenciado “Quad2, dos formidables alianzas militares.
En ellas concurren Japón, India, Australia y el Reino Unido, así que los chinos no deberían pensar que jugar con fuego puede ser rentable.
Por otra parte, los teócratas persas creen que este es un buen momento para dotarse de armas nucleares y, amenazando existencialmente a Israel, apoderarse del Caspio y todo el Medio Oriente.
Pacientemente, Biden ha tratado de interactuar con Teherán mostrándole las virtudes del Plan Integral 5+1 del 2015.
Pero los iraníes no quieren asumirlo; siguen enriqueciendo uranio y burlándose del diálogo.
Por ende, Washington y Jerusalén ya están planeando ejercicios militares combinados destinados a impedir, cueste lo que cueste, que Irán se salga con la suya.
Por último, Vladimir Putin considera que están dadas las condiciones para adueñarse de Ucrania por completo.
Tras haber invadido a Crimea en el 2014 y, poco a poco a Donbass, Rusia tiene la ilusión de que los EE.UU. no enfrentarán a Moscú para defender a Kiev.
Reposadamente, la Casa Blanca ha abierto un canal de diálogo permanente con el Kremlin a fin de que Putin entienda que el Báltico y la Europa del Este no están en juego.
Pero Putin tampoco parece comprenderlo y desestima las bondades del Acuerdo de Minsk, apoderándose a diario de unos cuantos kilómetros más del territorio ucraniano.
Por tal razón, Washington ha alertado a su poderosa Alianza Atlántica, la Otan, y ha despachado hacia el Este armamento de última generación.
En resumen, si los gobiernos rufianes se empeñan en seguir subestimando el beneficio de la diplomacia, Occidente está absolutamente preparado para dar la batalla.
Jurídicamente, Washington cuenta con una maquinaria pasmosa frente a la que sus rivales ni siquiera podrán pestañear.
Y, tal como lo dijera en su momento Sir Winston Churchill, es posible que haya llegado el momento de “sangre, sudor y lágrimas”; pero los abusivos y bribones serán derrotados.
vicentetorrijos.com