En el entorno familiar vivimos con todo el fervor las campañas electorales de Belisario Betancur, con el corazón puesto tanto en sus pérdidas como en su perseverante camino hasta alcanzar la presidencia. Conservadores y liberales, sus amigos. La bandera blanca de la paz que ondeaba, con su inseparable despedida del “Dios de Colombia los bendiga” y su prosa, poemas y metáforas que enriquecían su oratoria, impregnaron sin lugar a dudas mi adolescencia y juventud. Así, enardecía con unas caravanas de carros magistrales, nunca más vistas, que alentaban con un ¡Sí se puede! el espíritu democrático y la indiferencia de muchos, la misma que observamos en el extendido aplauso por sus palabras dirigidas a la Asamblea General de la ONU.
Por entonces, en esos días de duda por escoger la carrera universitaria, terminé por escudriñar algunas lecturas, en la biblioteca de mi papá, y tomé entonces el libro “Lo que importa es el hombre”, que recordando a Belisario Betancur, releí en estos días, pues fue en sus páginas donde me resolví por la profesión de la economía.
Y si, este libro “Lo que importa es el hombre” es una remembranza de su personalidad y visión. Hace parte de la colección que dirigió, denominada “El dedo en la herida, tercer mundo”, que recoge muchos de sus ideales de la mano de personajes con una trayectoria importante como decir de Lauchin Currie con “Algunas barricadas en la vía del desarrollo”, de Hernando Agudelo con “El liberalismo moderno”, de expresidentes con “Los cambios del cambio y Estamos ante una revolución”, de Fabio Lozano Simonelli con “Política y desarrollo”, de Mario Laserna con “Estado, consenso, democracia y desarrollo”, entre otros, mientras él escribe “Colombia cara a cara” y “A pesar de la pobreza”.
“Lo que importa es el hombre” fue una serie de documentos que el Presidente quiso entregar al Papa Pablo VI a su llegada a Colombia, en conmemoración de la encíclica Populorum Progressio, la inspiración de la doctrina social de la Iglesia, pues para él ésta había puesto la herida de los desequilibrios e injusticias del tercer mundo y sacudía la esperanza en las áreas periféricas y por eso consideró oportuno entregarle una aproximación colombiana.
El prólogo firmado por él, lo describe en plenitud. Comienza con una frase de Pablo VI, por cierto canonizado este año: “… es un humanismo pleno el que hay que promover. Qué quiere decir esto sino el desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres”. Así promueve un nuevo humanismo, hoy base del concepto económico de desarrollo humano.
El prólogo continúa con la frase del sociólogo Josué Castro: “del mismo modo que la libertad fue la bandera del siglo XIX, el desarrollo es la bandera del siglo XX” para concluir que “Si desarrollo es equivalente de paz: estos dos meridianos se encuentran sin tregua”, donde no se puede ser ajeno a las inquietudes sociales. Este fue Belisario Betancur. Para algunos un conservador con fuerte arraigo en lo social, para otros un presidente cercano al socialismo y, para todos, un profundo humanista.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI