Por Alejandro Munévar

Enviado especial EL NUEVO SIGLO

Si hay un equipo en el mundo del fútbol, al menos de las selecciones, al que le guste sufrir, que se sienta cómodo en esta situación, es Uruguay; sabe lo que es ir de atrás para adelante y lo que significa remar contra la corriente para conseguir el objetivo. No en vano es dos veces campeón del mundo. Este es un equipo que es fiel a su estilo, pero sobre todo a su historia.

La historia futbolística de Uruguay es amplia, llena de datos, de anécdotas, de cuentos que parecen increíbles, casi que idílicos, pero en medio de toda esa historia hay un espacio, un capítulo dedicado a un rival, Ghana.

Ghana, el equipo africano, el de la estrella solitaria en su bandera, un elenco con el que Uruguay hizo historia, marcó un antes y un después de una generación dorada que encuentra en Luis Suárez y Édison Cavani a sus últimos representantes y que llevan ese encuentro contra Ghana marcado en la piel como una herida de batalla.

Volvamos en el tiempo

Hace 12 años en el Mundial de Sudáfrica, el primero en la historia que se realizaba en África, en unos cuartos de final estas dos selecciones, Ghana y Uruguay, se enfrentaron por vez primera en este escenario.

La historia cuenta que en una emocionante tanda de penales con un golazo de Washington Sebastián “El Loco” Abreu, Uruguay clasificó a la semifinal, en donde posteriormente cayó con Países Bajos.

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Pero detrás de ese partido, de esa victoria contra los africanos, se crearon mitos, rivalidades y hasta maldiciones que perduran hasta el día de hoy.

Para no hacer largo el cuento, en aquel partido, un joven Luis Suárez, hoy capitán de la celeste, se “sacrificó” por su equipo al meter la mano en un remate del equipo rival para salvar su arco; cobraron penal que fue desperdiciado y conllevó a la tanda de penaltis.

Desde ese día, el día del “sacrificio” de Suárez, en Ghana no lo bajan de “diablo”, lo han maldecido y se lo han hecho saber en las diferentes ruedas de prensa previas al partido que se jugó en el Al Janoub Stadium.

El partido

Lo que pasó en el partido curiosamente fue una remembranza de aquel encuentro de hace 12 años. Ghana obtuvo un penal que fue desperdiciado y posteriormente Girodan De Arrascaeta marcó doblete para poner arriba a Uruguay.

Suárez, por su parte, inteligente, vivo, ofició como capitán ante la ausencia de Diego Godín; fue, encaró, provocó a los rivales, les recordó que él es el “Diablo” y que estaba en ese partido para quitarles la victoria, pero a veces, solamente a veces, la victoria no basta.

La suerte, que durante mucho tiempo acompañó a Uruguay en clasificaciones, en repechajes o finales, en esta oportunidad no estuvo de su lado. A pesar de haber obtenido la victoria, a Uruguay no le alcanzó para clasificar a octavos de final.