A Léon Werth | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Noviembre de 2022

Antoine de Saint-Exupéry, nació hace 122 años. Su obra El Principito es considerada por algunos como el libro más vendido después de la Biblia. Sin lugar a dudas, es uno de los más leídos en la historia. Si bien es un libro de literatura infantil, también es apto para cualquier persona que quiera entender a profundidad preguntas y respuestas. Misterios y paradigmas de la vida, del ser humano y de la sociedad que lo circunda. La dedicatoria del libro está considerada como una o la más bella dedicatoria de la historia universal de la literatura.

“Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esa persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esa persona mayor lo comprende todo, hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esa persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío; tiene verdadera necesidad de consuelo. Por si todas esas razones no fueran suficientes, dedico este libro al niño que una vez fue esta hoy persona mayor. Todas las personas mayores han sido niños alguna vez (pero pocas lo recuerdan). Corrijo, pues, mi dedicatoria” (A Léon Werth, cuando era niño, El Principito).

Werth, representa al hombre perseguido por la guerra, al amigo de alguien, al compatriota que es tan francés como el autor de esta inigualable dedicatoria. Al hombre que corre riesgo tanto por francés como por judío, como diría Antoine en otra obra. Werth es el adulto que ya no es niño pero que un día lo fue, como todos lo han sido. Más ahora pasa hambre y frío y es mayor, como muchos lo pasan, pues el mundo no es tan justo como Antoine lo hubiese deseado desde muy temprana edad, cuando su padre murió. Antoine vio en Léon Werth un hombre especial, fue el mayor admirador de su obra, aunque considerada surrealista, dijo que le parecía veraz, admiraba el espíritu de búsqueda de Werth y además la simpleza de su prosa.

Tierra de hombres, obra de Antoine en 1939, relata su accidente en el desierto del Sahara, también evoca cuando El principito se encuentra con el aviador que había estrellado en su biplano. El hecho real fue durante una misión para Aeropostale, la compañía en la que trabajó Antoine hasta la bancarrota de esta. En aquel momento estaba acompañado de su navegador aéreo André Prevot. En este accidente en la parte Libia del desierto del Sahara, casi la obra El principito, no ve la luz, pues estuvieron a punto de morir de deshidratación.

La vida de este valeroso hombre y a la vez muy humano ser, estuvo acompañada de hazañas de todo tipo, también tuvo innumerables amantes e historias de amor. A los 44 años desapareció como los millones de hombres que la guerra cobró. Era un hombre mayor para luchar, así que su escuadrón era solo de reconocimiento y con la tan mala suerte de tener aviones desgastados y obsoletos.

Twitter: rosenthaaldavid