Covid versus Halloween | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Octubre de 2020

Útil debate sobre cotidianidad y riesgo sanitario

Saber fijar las reglas del juego a la ciudadanía

 

El próximo sábado se realiza en Colombia la tradicional festividad del Halloween o “Día de las brujas”, que este año tiene un marco inédito por cuenta de la pandemia del Covid-19 y la obligación de aplicar en todos los escenarios y actividades privadas y públicas protocolos de bioseguridad y distanciamiento social para reducir lo más posible la curva de contagios, casos críticos y decesos por esta enfermedad viral.

En todo el país se ha generado un interesante debate alrededor de si debe permitirse que niños y adultos participen de una jornada en que gran cantidad de personas se lanza a las calles en busca de recoger dulces y golosinas, en tanto que se organizan muchas reuniones en las que el tema central son los disfraces.

Ya el Ministerio de Salud, días atrás, emitió un primer concepto al respecto en el que la recomendación principal es evitar cualquier tipo de aglomeración de personas en espacios abiertos o cerrados el próximo 31 de octubre. Esto significa que la ciudadanía debe participar lo menos posible en fiestas temáticas y que los niños no hagan recorridos por las calles, el comercio y otros sitios en donde suelen ir a recoger confites en esta fecha especial.

Si bien el Gobierno lo que está haciendo son recomendaciones a las autoridades y la población para que no incurran en situaciones de riesgo que pueden llegar a disparar la curva de contagios y fallecimientos, precisamente en momentos en que se están prendiendo las alertas por la posibilidad de rebrotes del virus en varias zonas del país, el Ministerio recalcó que los alcaldes podrían considerar, acorde con su particular situación epidemiológica, la implementación de restricciones a la movilidad ciudadana, incluyendo la opción de aplicar toques de queda.

Esta última alternativa ha generado polémica, sobre todo en los gremios del comercio y los rubros de entretenimiento y servicios, cuyos voceros consideran que prohibir la circulación de personas el “día de las brujas” es una medida extrema que va en contra, incluso, del llamado de los gobierno Nacional, departamentales y municipales a que los colombianos retomen su cotidianidad aplicando de manera juiciosa y natural los protocolos de bioseguridad, especialmente los relativos al uso obligatorio del tapabocas, el distanciamiento social, el lavado permanente de las manos, el control de aforos en todo tipo de establecimientos, la ubicación asequible de estaciones de desinfección y de control de temperatura, entre muchas otras. Aducen, igualmente, que este fin de semana se podría convertir en el primer gran piloto nacional para medir la capacidad de la ciudadanía en la aplicación de esas medidas preventivas sanitarias, de cara a lo que será el final de año cuando las festividades familiares y colectivas están a la orden del día.

Los epidemiólogos también han terciado en el asunto, señalando que si bien mucha de la información que se tiene respecto al origen y modo de contagio del Covid-19 todavía es muy parcial, existe una coincidencia mayoritaria en torno a que los niños, si bien tienen una menor tasa de contagio y complicaciones mortales por este coronavirus, sí son considerados una especie de ‘súper transmisores’ del mismo. En ese orden de ideas, la recomendación de no pocos expertos es que la celebración se lleve a cabo, pero sin necesidad de que los menores salgan a las calles en masa a pedir dulces en muchos lugares, en donde es apenas claro que será muy difícil evitar las aglomeraciones y garantizar el distanciamiento social. Incluso recalcan que no tomar esta clase de precauciones sobre la circulación masiva de personas en espacios abiertos es una de las causas de la segunda ola de la pandemia que se está registrando en Europa. Sostienen que allí, tras muchas semanas de restricciones y cuarentenas, una vez declinó en el primer semestre la intensidad de la enfermedad,  millones y millones de hombres, mujeres y niños se lanzaron a espacios abiertos, sobre todo por la etapa vacacional veraniega.

Como se ve, se trata, sin duda, de un debate interesante en torno a cuáles deben ser las reglas del juego para lo que ha dado en llamarse la “nueva normalidad”, un término controvertido en muchos países que consideran que no hay tal y que, en realidad, lo que existe es la misma cotidianidad pero con normas sanitarias adicionales frente a un virus que todavía no tiene la prometida vacuna y que podría volverse estacional, como ocurre con otras influenzas y enfermedades virales.

Esta semana tienen que darse en nuestro país las decisiones alrededor de lo que pasará el próximo fin de semana y lo importante, en todo caso, es que las autoridades y ciudadanía partan de la base de que la pandemia continúa siendo una amenaza muy alta y no hay que relajar las medidas de prevención ni, como se dice popularmente, “dar papaya”.