“Mil colmillos”, así es la primera serie colombiana de HBO Max | El Nuevo Siglo
La historia sigue a un grupo de soldados que tendrán que vivir una carrera de supervivencia en la selva, al enfrentarse a un secreto oscuro que lleva gestándose más de 500 años.
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Jueves, 21 de Octubre de 2021
Redacción Cultura

La selva se convertirá en el infierno para un grupo de soldados, quienes atravesarán por una carrera de supervivencia en un laberinto sin salida, tan tenebroso como incomprensible. Esta es la historia de “Mil colmillos”, la primera serie colombiana de HBO Max, bajo la dirección de Jaime Osorio y Pablo González.

Con esta producción, que llegará a las pantallas de Latinoamérica el 28 de este mes, la plataforma da el primer paso en Colombia de contar historias propias de cada país en la región y dar espacio a las diferentes voces locales.

Talentos como Claudio Cataño, Alejandro Buitrago, Carolina Ribón, Andrea Olaya, Carlos Alberto Mariño, Héctor Sánchez, Jaisson Palacios, Andrés Londoño, Sebastián Carvajal y Jarlin Martínez protagonizarán esta serie, escrita por Osorio y Guillermo Escalona.

En la serie un comando élite debe escoltar a varios francotiradores a una distancia de tiro viable, acabar con el objetivo y volver al punto de extracción. Pero todo se desmorona cuando los soldados comienzan a ser eliminados uno a uno por una extraña entidad, desatando una carrera desesperada por encontrar una salida de la espesa e impredecible selva. Superados en número y perseguidos, ellos están a punto de enfrentarse a un oscuro y tenebroso secreto que lleva más de 500 años gestándose.

A tan solo una semana del estreno de esta producción de ficción y terror, EL NUEVO SIGLO habló con Jaime Osorio sobre la historia y producción de esta serie que lleva a Colombia a las grandes ligas del mundo streaming y del género de terror.

EL NUEVO SIGLO: En Colombia no hay muchos directores que le apunten al terror, ¿Qué lo llevó a elegir este género?

JAIME OSORIO: Nuestra tradición oral está muy marcada por los mitos de terror. En el campo una gran parte de la pedagogía que se les daba a los niños era sobre la naturaleza y sus misterios. Además, tenemos una tradición de contar historias de terror.

Creo que en el país vivimos con el miedo desde siempre. Tenemos miedos que nosotros hemos producido como sociedad, los que vienen desde antes y los que no tienen tanta forma pero que tienen un efecto profundo en nuestra psicología y comportamientos.

Me parece absolutamente natural que haya directores colombianos que quieran explorar el miedo, no solo como género cinematográfico o como una forma de contar historias, sino que se interesen por el papel fundamental del miedo en nuestra sociedad.


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EN: ¿Cómo llega a su vida la historia de “Mil colmillos”?

JO: En mi experiencia nunca he tenido una iluminación donde llegue una idea, es más un sentimiento de curiosidad, algo que no entiendo, que me causa conflictos, es decir, a veces hay ideas que son contradictorias para mí.

Salíamos de una película, que se llama “El páramo”, una película de terror que produce emociones en el espectador, sobre todo el miedo, pero que también habla sobre el contexto de nuestra violencia, sobre el generador de violencia en nuestra sociedad. Entonces ese era un punto de partida para nosotros.

Es bastante de mi interés explorar el miedo, entonces con Guillermo y Federico empezamos a trabajar sobre esta idea, el miedo y sobre este género. Creemos que la guerra es algo importante, el terror bélico; por eso la serie muestra a un grupo de soldados que están entrenados para absolutamente todo, excepto para esto que sucede. Son personas con unas capacidades extraordinarias, pero acá van a ser retados para lo que no tiene herramientas ni físicas ni psicológicas. Eso era lo que nos parecía importante como punto de partida.

ENS: En el país hay varios lugares que tienen mitos y leyendas, pero para la serie, ¿Cuál fue ese escenario terrorífico que se escogió? y ¿Cómo fue la experiencia de rodaje?

JO: No partimos de un mito en particular, pero sí desde el inicio de la creación, cuando empezamos a hablar con Guillermo y Pablo, el productor de la serie, la mitología de los pueblos originarios fue muy importante y del choque violento con las culturas. Investigamos, tuvimos fuentes diversas sobre la mitología, la cosmogonía, la violencia en esta parte de Latinoamérica, desde la conquista o la preconquista. Ese fue nuestro contexto, el marco, pero a ojo grande de escritura tenía que ver con hacer personajes sólidos, profundos, humanos, contradictorios, que pudieran enfrentarse a sí mismos porque no solamente es un grupo de personajes a quienes les suceden cosas externas o asumen peligros externos, sino que se van enfrentando a sus propias oscuridades y al abismo que llevan dentro.

ENS: ¿Qué fue lo más retador de escribir y dirigir la serie?

JO: Por un lado, las locaciones tan difíciles, pero también la cantidad de escenas complejas que teníamos, eran muchas escenas de persecuciones, explosiones, con helicópteros, de combate, mano a mano o con armas de fuego. También teníamos muchos efectos de maquillaje y de criaturas.

Tuvimos muchísimos retos de posproducción con efectos visuales y casi que una parte muy grande del rodaje fue de noche, en locaciones muy difíciles, en cavernas, cuevas y ríos enormes con mucha corriente. Así que todo el rodaje fue un reto muy difícil, porque cada una de nuestras escenas suponía un reto que teníamos que resolver muy bien, tenía que funcionar a la perfección. En cada uno de esos retos nos estábamos jugando el pellejo de la serie completa.