Memorias y reflexiones conectadas a través de las manos | El Nuevo Siglo
Las piezas son elaboradas a partir de las técnicas de tejido y plegado en origami.
Museo Santa Clara
Lunes, 26 de Septiembre de 2022
Redacción Cultura

Hasta el próximo 23 de noviembre estará abierta la exposición temporal “La ciudad de la púrpura, Tansui no (agua dulce)”, de la artista Diana Gamboa, en el Museo Santa Clara (carrera 8 # 8-91).

En esta muestra, que contó con el trabajo de la curadora Marcela Caldas, se explora el simbolismo y la importancia de los saberes heredados y del sincretismo resultante de las migraciones que suceden generación  tras generación en el mundo. Las obras de Gamboa invitan a reflexionar sobre la esplendorosa belleza de lo que puede surgir en el acto creativo producto del sincretismo cultural.

El evento de apertura contó con las palabras inaugurales de la directora del Museo, María Constanza Toquica, y de la artista Diana Gamboa. Además, se llevó a cabo la presentación de los violonchelistas Iván León y María Fernanda Areiza, con un trabajo sonoro en colaboración con Sicard Delta Records.

Esta exposición estará abierta en los horarios habituales del Museo (martes a domingo, de 9:00 a.m. a 4:30 p.m.) e irá acompañada por una agenda educativa y cultural que incluye charlas, conversatorios, talleres y recorridos con la artista.

Diana Gamboa visibiliza sus raíces y herencias ancestrales tanto árabes como japonesas a través de las obras que exhibe en el templo sagrado.

Con las 30 piezas de esta muestra, elaboradas a partir de las técnicas de tejido y plegado en origami, también se hace énfasis en el arte manual y en el trabajo directo con los materiales. En este tipo de prácticas, la concentración, la delicadeza y la constancia dan como resultado obras de altísima calidad. La aplicación de labores manuales muy diversas es uno de los puntos del diálogo que “La ciudad de la púrpura” entabla con las piezas y el entorno del antiguo templo clariano que enmarca la muestra.

Por lo demás, las piezas del Museo, cuya manufactura las dota de gran presencia y riqueza, han perdurado por siglos; Gamboa, por su parte, quien también usa técnicas manuales, ha logrado consagrarse como un referente internacional en el arte del origami.

“La ciudad de la púrpura” está organizada en cuatro momentos o núcleos:

1. La ciudad de la púrpura

Ubicado en la nave central del Museo, componen este núcleo diez obras elaboradas en un amplio repertorio de técnicas como el bordado, el punto, el ganchillo, los calados, el macramé y la aplicación de encajes y adornos que recuperan elementos del archivo personal y familiar de la artista. Cada una de estas piezas entabla un diálogo con las diferentes imágenes de la exiglesia clariana.

Esta sección es una metáfora a la casa colectiva en la que habita la artista. Con ella se distinguen ciertos mundos en relación, que combinan diferentes saberes y liberan entidades migrantes y mestizas que trascienden el tiempo y las fronteras.

2. Exvotos

Cinco exvotos de pequeño formato se ubican en el presbiterio. A través de ellos, la artista hace un tributo a la voz de sus antepasados, da cuenta del paso del tiempo y recompone y venera el espíritu que habita en todas las cosas.

3. Coro bajo

Cinco hexágonos en gran formato y cinco geometrías de origami en pequeño formato ocupan un lugar en el coro bajo del Museo. Tal y como menciona la artista, “la tríada invisible —mente, corazón y espíritu— de la tradición japonesa se instala en un paisaje geométrico con el sentido festivo y ceremonial del coro bajo y su celosía teselada mudéjar”.



4. Tansui No agua dulce

Finalmente, cinco piezas de la serie de Origami espacio en blanco están ubicadas en el pasillo confesional. Con esta ubicación, la artista busca que el visitante tenga un encuentro más íntimo con su obra, la cual juega con el blanco de sus pliegues y la iluminación del espacio.

Diana Gamboa Murra es una artista colombiana que aprendió la técnica del origami con su padre, Gonzalo Gamboa, y que heredó el conocimiento de su madre, Diana Murra, quien le enseñó a tejer, bordar, pintar en porcelana y hojillar en oro.

Se encuentra activa en el medio desde 1998. Ha sido seleccionada en la Bienal Internacional de diseño en Madrid (BID), seleccionada como artista para representar a Colombia en el Carrusel de Louvre, en París, otorgado por la Embajada de Francia en Colombia; artista seleccionada junto con su esposo, Luis Fernando Bohórquez (escultor en metal), por el Ministerio de Relaciones Exteriores, en el marco del Plan de Desarrollo en el Exterior para una presentación en Roppongi Hills, Tokio, Japón.

Ha llevado su obra a diferentes países del mundo, como Inglaterra, Estados Unidos, Hungría, Rusia, Grecia, Rumania y Polonia, entre otros.

Por su parte, Marcela Caldas Mantilla es curadora independiente e investigadora multidisciplinar, cuenta con una maestría en Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona, España. Se ha desempeñado en diferentes áreas como la museografía, la curaduría, las artes visuales y escénicas y el urbanismo y la planeación territorial.

En los últimos años ha formado parte del equipo curatorial de proyectos como “Room To Bloom: Feminist and Postcolonialism”, plataforma internacional con la participación de 100 artistas emergentes.

El museo

​La historia del Museo Santa Clara recorre más de 360 años desde su construcción en 1647. La iglesia y el convento de las monjas clarisas fueron testigos de todos los acontecimientos históricos de la nación, y en 1983 son entregados como Museo a todos los colombianos.

El Museo Santa Clara es una institución de carácter público cuyo objetivo es investigar, conservar, divulgar y exhibir los procesos culturales de los siglos XVI, XVII y XVIII, en perspectiva de la construcción de la identidad de los colombianos.

El Museo conserva la decoración original de la iglesia, compuesta por retablos barrocos, pinturas al óleo del siglo XVII y XVIII, imágenes de bulto estofadas y policromadas, pintura mural y celosías mudéjares. En total son más de 140 piezas, sin contar la rica pintura mural y el embovedado, con más de 950 flores de cinco hojas, pentafolias, talladas en madera y recubiertas en laminilla de oro. Es por ello que es considerada una de las más importantes joyas arquitectónicas y artísticas del periodo colonial del país.

Tiene áreas de Dirección, Conservación, Curaduría, Educación, Administración, Museografía y Comunicaciones, todas encaminadas a desarrollar los objetivos del Ministerio de Cultura en materia de generación y preservación de la cultura en Colombia. Trabaja en estrecha unidad administrativa con el Museo Colonial.

Visitar el Museo Santa Clara es sumergirse en la experiencia de la representación barroca de los siglos XVII y XVIII. Su arquitectura, imágenes y decoraciones dan cuenta de las dinámicas sociales y culturales de la época colonial.