Cura mediático se lo lleva el mundo | El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Septiembre de 2018

Durante años como presidente de un canal católico tuve la oportunidad de conocer a muchos sacerdotes, dentro de ellos unos con dones especiales, enorme carisma, facilidad de expresión y abrumados por la gente.

Recuerdo que en tantos eventos católicos masivos que organicé, los sacerdotes, algunos de ellos eran tomados por el Espíritu Santo y les fluían las palabras que animaban a la gente a un profundo recogimiento y transformación interior sensacional. Dios actuaba en las personas a través de esos santos sacerdotes.

Pero en otros casos yo advertía en el sacerdote un inmenso deseo humano, más allá de los dones en figurar él, en realzar su personalidad e imagen. El sacerdote se mostraba y era él quien actuaba, Dios no estaba ahí. Esas experiencias me enseñaron a conocer quienes eran movidos por el Espíritu Santo y quienes por el mundo. Poco me equivoqué.

En el caso de sacerdotes como el Padre Linero siempre lo califiqué como un excelente comunicador, un cura mediático que en algún momento se lo iba a tragar el mundo. Cura que viva solo en apartamento y con fama es un peligro. El religioso vive en su comunidad o parroquia, practica los oficios, celebra misa diariamente, la eucaristía es su alimento dándola y consumiéndola, es su intima relación con Dios.

Conocí al famoso padre Alberto de Miami, aquel maravilloso cura mediático que por cierto lo traje a Colombia, pero en él advertí a una estrella de la farándula más allá de un clérigo inundado de fe. Lo mismo pasó con el excura Gonzalo Gallo, magnífico comunicador carmelita quien abandonó el hábito para dedicarse a conferencias, medios y libros de la Nueva Era.

También conocí al famoso padre Chucho y percibí la misma sensación, la fama lo inundaba, pero advertí en él una sincera vocación que lo acompañaba. Bendito el día en que se retiró de los medios y se hizo exorcista, su fe pudo más que la fama, aunque creo que el mundo aun lo llama, es su lucha.

Al cura mediático lo gobierna el mundo, al cura de fe lo gobierna Dios. Por eso la iglesia en su sabiduría no gusta de esos shows, tampoco del cura político activo, sabe que la fama del hombre supera su vocación. El cura se casa con su iglesia, la eucaristía diaria es su alimento y no las cámaras, ni los micrófonos o los estrados. Humanamente el sacerdote es tentado por el enemigo en tres cosas del mundo: el sexo, el dinero y la fama.

Debemos orar por los sacerdotes que son verdaderos discípulos de Jesús y ayudarlos a que no se dejen tentar por las mieles que les ofrece el demonio para manchar la obra de Dios. A Cristo también lo tentó, pero no cayó. (Mt 4, 1-11)

Nehemías 13:7 Y venido a Jerusalem, entendí el mal que había hecho Eliasib en atención á Tobías, haciendo para él cámara en los patios de la casa de Dios. 8 Y dolióme en gran manera; y eché todas las alhajas de la casa de Tobías fuera de la cámara; 9 Y dije que limpiasen las cámaras, é hice volver allí las alhajas de la casa de Dios, las ofrendas y el perfume.

arangodiego@hotmail.com