Aterrizar propuesta pensional | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Septiembre de 2022

* Inconveniencia de los anuncios a cuentagotas

* Tema sensible que no admite improvisación

 

 

A lo largo de los años uno de los temas que más levanta ampolla cada vez que se habla de reforma es el pensional. No hay gobierno que no haya planteado una reingeniería al sistema de jubilación y, siempre, la controversia estuvo a la orden del día. Así las cosas, frente a las propuestas que ha venido poniendo sobre la mesa la administración del presidente Gustavo Petro, es normal que se esté generando una discusión de marca mayor. Lo que resulta a todas luces inconveniente es que no exista una plataforma de cambios definida y estructurada, sino que semana tras semana, a cuentagotas y en los escenarios más inesperados, se anuncian aspectos puntuales del ajuste que se quiere introducir.

Días atrás, por ejemplo, en el marco de la posesión de la directora del Departamento de Prosperidad Social, se lanzó una propuesta en torno a aumentar de 80 a 500 mil pesos el subsidio del adulto mayor, en la intención de que todas las personas con avanzada edad tengan asegurado un ingreso que les permita vivir con dignidad, sobre todo aquellas que no accederán a una pensión por no cumplir los requisitos de semanas cotizadas y montos ahorrados, ya sea en el régimen público de prima media o en el sistema de los fondos privados y de ahorro individual. Como se habló inicialmente de que una parte de los recursos saldría de Colpensiones, de inmediato se desató una polémica sobre los alcances de esta transferencia directa de ayuda monetaria a más de tres millones de adultos mayores y el impacto que el costo billonario tendría sobre la ya de por sí débil perspectiva de sostenibilidad financiera del esquema público de jubilación a mediano y largo plazos.

Vendrían, entonces, las aclaraciones presidenciales, ministeriales y de otros altos funcionarios respecto a la controvertida idea, formándose una verdadera torre de Babel de reacciones, réplicas y rifirrafes entre el Ejecutivo, los partidos políticos, los defensores y críticos del sistema híbrido de pensiones así como entre los voceros gremiales, los centros de estudios económicos, la academia y, como es apenas obvio, la opinión pública, según se evidencia de la marejada de comentarios y opiniones en las redes sociales...

Más allá de la pertinencia o no de la posibilidad de aumentar el subsidio a los adultos mayores, es evidente que el análisis eficiente de ésta y otra propuestas de reforma pensional es imposible mientras no se cuente con borrador estructurado, coherente e integral del cambio que plantea el Gobierno. Hay que tener claro que ya no estamos en campaña, en donde hay un amplio margen para exponer ideas sobre ajustes aquí o allá. Ahora cualquier pronunciamiento de la Administración, sin importar el escenario, es tomado obviamente como un anuncio de implementación a corto plazo o el preludio de una reforma inminente para llevar al Congreso.

Así las cosas, corresponde al Ejecutivo corregir esa estrategia a todas luces inconveniente de hacer anuncios parciales sobre lo que será su proyecto de reforma al sistema de jubilación. Ya la problemática está suficientemente diagnosticada en torno al bajo porcentaje de personas con derecho a pensionarse, las graves limitantes de cobertura del sistema, las ventajas y desventajas del esquema híbrido y los líos sobre fondeo a mediano y largo plazos del pago de las mesadas. Lo aconsejable sería que el Gobierno se concentrará en confeccionar el borrador de la misma, en todas sus facetas, con los correspondientes estudios de costos e impacto fiscal. Las controversias  sobre el futuro de Colpensiones, qué pasará con los fondos privados de ahorro individual, cómo asegurar una mayor cantidad de trabajadores cotizando, qué mecanismos activar para quienes no tienen derecho a pensión pero es necesario asistirlos, los esquemas de solidaridad de los que más devengan con aquellos de menores ingresos  y de dónde sacar los recursos en momentos de estrechez fiscal…Todas esas son discusiones que deben darse sobre una base cierta y ponderada, y no a punta de anuncios intempestivos, inconexos e improvisados.