Retos del nuevo Congreso | El Nuevo Siglo
Viernes, 15 de Julio de 2022

Urgente aterrizar las reformas

* Las incidencias de la crisis mundial

 

El próximo miércoles arranca funciones el Congreso elegido el pasado 13 de marzo. No es poca la expectativa sobre lo que será su rol en medio de un mapa político inédito en el que la sombrilla izquierdista del Pacto Histórico no solo ha logrado aglutinar las mayorías parlamentarias oficialistas con otros partidos tradicionales, como el liberal, sino que también asumirá el 7 de agosto la Presidencia de la República.

Esto bajo el espectro contradictorio de que los partidos se declararon, de antemano a los términos de ley, como oficialistas o independientes, posicionándose por anticipado en la repartija de las mesas directivas del Congreso, con solo el Centro Democrático en la oposición, luego de la reunión entre el mandatario electo, Gustavo Petro, y el expresidente Álvaro Uribe, jefe natural de esa colectividad.  

En ese marco se podría decir que son varios los temas sustanciales que se tramitarán en el Senado y la Cámara de Representantes durante este cuatrienio. En primer lugar, el gobierno electo plantea varias reformas que exigirán su puntualización, comenzando por la reforma tributaria, puesto que hasta el momento solo se han presentado enunciados sobre la materia que deberán aterrizarse en articulados precisos que permitan abrir el debate, dejar atrás la incertidumbre y analizar punto por punto los alcances de las propuestas. Ello en medio de la turbulencia que ha impactado las economías de todos los países (con sus secuelas sociales), no solo por la trayectoria de la expansión a la contracción monetaria a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus, sino por el impacto adicional de la invasión rusa a Ucrania, con su espiral inflacionario global, su desabastecimiento alimentario y sus estragos sobre la energía orbital.

De lo cual en modo alguno ha estado exenta Colombia, como se demuestra en las calamitosas oscilaciones de la moneda nacional frente al dólar; el incremento de la carestía, triplicando las metas del Banco de la República; y otras circunstancias que pueden afectar gravemente la generación de empleo.    

Bajo esa perspectiva, si bien habrá una coalición gobiernista mayoritaria, con algunos sectores declarándose independientes para apoyar o desestimar ciertas propuestas, se esperan debates a fondo, con garantías, participación de todas las bancadas y una aplicación eficiente del Estatuto de Oposición. No se puede perder de vista que el resultado de la elección presidencial evidenció un país dividido en dos grandes bloques. Aplicar la vieja y controvertida práctica de la ‘aplanadora’ no contribuirá en nada a la imperiosa necesidad de reversar la desgastada imagen del Congreso.

Por otra parte, es fundamental que las elecciones de funcionarios en cabeza del Congreso, como el Contralor General de la República, se verifiquen con total transparencia y no se vuelva a dar el caso que se presentó esta semana cuando las autoridades judiciales debieron intervenir para dictar medidas cautelares para enderezar el procedimiento institucional.

Del mismo modo, es innegable que el Parlamento debe responder a la expectativa ciudadana en torno a temas que exigen decisiones de fondo pero que, pese al reiterado plebiscito de la opinión pública, se han dilatado en el tiempo: rebaja salarial a los congresistas, recorte de vacaciones, disminución en el número de curules, la reforma de la circunscripción nacional para escoger senadores y otros asuntos cruciales para una real depuración del sistema político y electoral. Una tarea más urgente aún tras las graves anomalías reportadas en los comicios parlamentarios y sobre todo teniendo los regionales y locales a menos de quince meses.

Por último pero no menos importante es obligatorio que senadores y representantes a la Cámara eviten caer en falencias como el desconocimiento de la técnica legislativa en la hechura de las leyes, la malsana ‘solidaridad de cuerpo’ ante actuaciones anómalas de alguno de sus integrantes o que conviertan los debates de control político en un mero pulso numérico entre los bloques gobiernista, independiente y de oposición, en lugar de profundizar sobre las causas objetivas de los asuntos sometidos al análisis de comisiones y plenarias.

Como se ve, el Congreso que se posesiona este miércoles tiene la posibilidad de recurrir a la concertación y el consenso, sin perder de vista las dificultades que se viven en el marco de la turbulencia mundial y su impacto interno, pero sin abandonar las expectativas que hay sobre sus labores. Por el momento debe esperarse cuál es el camino que empieza a marcar a partir de sus primeras decisiones, el próximo 20 de julio, para lo cual es indispensable aterrizar lo más pronto posible la agenda legislativa puntual.