¡Ni un solo pupitrazo! | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Junio de 2023

*El crítico escenario de las reformas

*Las consecuencias de no concertar

Una verdadera contrarreloj comenzará desde hoy en el Congreso por el remate de la primera legislatura de la administración Petro. A dos semanas de que terminen las sesiones ordinarias es evidente que la agenda legislativa prioritaria se encuentra en graves dificultades.

La principal evidencia de ello es que las tres reformas más importantes para el Ejecutivo definitivamente ya no serán aprobadas en este primer año del Parlamento y quedarán pendientes para el segundo.

La ruptura de la coalición parlamentaria mayoritaria, luego de que la Casa de Nariño decidiera excluir a los partidos de centroderecha por sus críticas fundadas a las reformas pensional, laboral y de salud, le terminó pasando una costosa factura al Gobierno. Otro sería el panorama si el presidente Petro hubiera instruido a sus ministros para avanzar en una verdadera concertación sobre el alcance de cada una de esas iniciativas.

Haber actuado en contrario es lo que hoy tiene la reforma a la salud estancada en segundo debate en la plenaria de la Cámara, con muy pocas posibilidades de ser aprobada, ya que tanto los partidos independientes como los de oposición, así como una franja de la Alianza Verde, piden que se archive la iniciativa, a menos claro que el Ministerio del ramo acepte introducir profundos cambios al articulado que a duras penas pudo salir de la Comisión Séptima.

La reforma laboral también tiene un escenario crítico, al punto que ni siquiera ha comenzado el primer debate al informe de ponencia. Ya partidos como el Conservador, La U así como el Centro Democrático y Cambio Radical han anunciado su voto negativo, en tanto que hay muchas reservas en los parlamentarios liberales y una parte de los verdes. Por más que la bancada oficialista trate de acelerar la discusión, lo cierto es que las alertas que se multiplican sobre los graves impactos que tendría esta iniciativa en cuanto a la calidad y cantidad de trabajo que puede generar el sistema productivo, hacen bastante difícil que se viabilice un visto bueno en las dos semanas que restan de sesiones ordinarias y en las tres o cuatro de extraordinarias que se citarán, según lo adelantado el ministro del Interior.

El proyecto que busca cambiar el sistema de jubilación de los colombianos tampoco tiene un panorama despejado. Por el contrario, las críticas y reservas a las implicaciones de dicha reforma aumentaron de manera significativa una vez conocido el texto de la ponencia, radicado la semana pasada.

Como lo hemos advertido en estas líneas, hay elementos característicos en las tres iniciativas que justifican la alta preocupación de muchos sectores políticos, económicos, sociales e institucionales. En primer lugar, se hace evidente la intención gubernamental de retornar a sistemas y esquemas marcadamente estatales, cuya inviabilidad está suficientemente comprobada y que, además, no corresponden a la realidad de las necesidades de la población en materia de atención médica oportuna y de calidad, garantía de jubilación en términos de estabilidad y rentabilidad aseguradas así como un mercado laboral equilibrado tanto para los trabajadores como las empresas.

Hay otros proyectos que también están pendientes de aprobación en estas últimas dos semanas de sesiones ordinarias. La iniciativa que crea la jurisdicción agraria, la que prohíbe las exploraciones petroleras bajo la técnica de fracking y otras más de origen gubernamental y parlamentario están pendientes de último debate en las plenarias. Este visto bueno debe darse antes del 20 de junio, ya que algunas son actos legislativos que no pueden ser discutidos en sesiones extraordinarias.

A lo anterior se suma la urgencia de que el Senado elija a su presidente, trámite que no se ha podido concretar debido a las divisiones en el Pacto Histórico. De igual manera, es imperativo que las mesas directivas de ambas corporaciones legislativas sienten las bases para iniciar el proceso de elección del Contralor General.

Visto todo lo anterior, se entiende por qué no pocos analistas consideran que esta legislatura ha tenido un segundo tramo bastante accidentado e improductivo pese, incluso, a que se viene trabajando desde el 7 de febrero, cuando se dio la primera citación a extras.

Lo importante en todo caso es que tanto el Gobierno como las bancadas actúen con la suficiente responsabilidad, evitando a toda costa los llamados pupitrazos, sobre todo en las iniciativas de más alto impacto en el día a día de los colombianos. No se puede recuperar el tiempo perdido dando visto bueno atropellado en comisiones y plenarias a iniciativas que requieren un análisis pormenorizado. Ya existen suficientes antecedentes de cómo esos afanes de última hora en el Parlamento terminan dando pie a proyectos en donde pululan los llamados ‘micos’, que más temprano que tarde terminan siendo declarados inexequibles por la Corte Constitucional.