Seis alertas tempranas de Davos sobre coyunturas globales | El Nuevo Siglo
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Jueves, 26 de Mayo de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

Una visión sobre el estado del mundo, lineamiento de lo que debe hacerse para superar las graves situaciones que enfrenta y los riesgos que se ciernen sobre todo para la economía hizo el tradicional Foro Económico de Davos (WEF) que, de nuevo en presencialidad, concluyó ayer en ese cantón suizo.

Más de un centenar de jefes de gobierno, líderes mundiales y representantes de distintas organizaciones expusieron sus planteamientos sobre las amenazas globales e iniciativas para enfrentarlas. En consuno dibujaron un panorama sombrío en los próximos meses por la guerra, el hambre y una economía en cuidados intensivos por el alto endeudamiento, fruto ya no sólo de las ayudas sociales por la pandemia, sino por el impacto del conflicto militar en Ucrania.

Estas son las alertas tempranas y la visión de las calificadoras de riesgo:

1. Nuevas crisis de la deuda. El endeudamiento, un arma necesaria en tiempos de incertidumbre económica, ha alcanzado niveles preocupantes en todo el mundo a medida que aumentan las tasas de interés, una situación puede desencadenar futuras "crisis de la deuda". La deuda pública se acerca al 120% del PIB en los países avanzados, dijo la No.2 del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, pero también ha "aumentado significativamente" en los países emergentes y en desarrollo.  Más de la mitad de estos últimos ya están en "apuros" o corren un alto riesgo de estarlo, advirtió la experta. Cabe recordar que la deuda pública ha crecido sobre todo con las dos últimas grandes crisis mundiales: la financiera en 2007-2008 con la crisis de las "subprime", y luego la sanitaria del covid-19. Para David Rubenstein, fundador del fondo de inversión Carlyle, "este es el problema económico más importante para el futuro por los riesgos de recesión, la subida de los precios de los alimentos o los problemas de las cadenas de suministro”. Sin duda se ha registrado un “cambio radical” en la economía global ya que tras años de tasas de interés bajas, los bancos centrales empezaron a subirlos para contrarrestar la inflación, lo que aumenta los costes de los préstamos de las empresas y de los gobiernos, que siguen gastando mucho para apoyar sus economías.

2. Frenazo económico. En lo corrido del año tanto gobiernos como calificadoras de riesgo han reajustado sus previsiones de crecimiento económico global por dos hechos inesperados: la guerra en Ucrania y el encierro de China por el brote de covid-19. El más reciente estudio en tal sentido es el de Moody’s que vaticina que el PIB mundial crecerá un 3,1% este año, desacelerándose desde el 5,9% del 2021 y que para el próximo año se continuará perdiendo ímpetu, proyectando un 2,9%, ligeramente por debajo del promedio de la década anterior a la pandemia. Agrega que este año Rusia será la única economía del G20 que entrará en recesión, con una contracción del 7% y que se recuperará tres puntos porcentuales para 2023. Explica la calificadora de riesgo que en las economías avanzadas el crecimiento será de un 2,6% este año, mientras que para las emergentes será, como máximo de 3.8%, solo unas décimas menos que el inicialmente previsto. Los analistas de la firma advierten que los próximos meses "serán críticos” y que existen múltiples riesgos que podrían socavar aún más las perspectivas económicas, entre ellos una presión alcista adicional sobre los precios de las materias primas, interrupciones más duraderas en la cadena de suministro o una desaceleración mayor a la esperada en China.

3. Oscuro panorama. En línea con lo anterior, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva aseguró que “el horizonte se ha oscurecido" para la economía mundial porque la inflación está al alza, los bancos centrales endurecen su postura, la deuda pública crece y China se ralentiza. Ante la duda generalizada de una posible recesión, la funcionaria aseguró que “en los países desarrollados no está en el horizonte por el momento, pero eso no significa que esté descartado".  En abril, la institución con sede en Washington rebajó su previsión de crecimiento mundial al 3,6% este año debido a las "ondas sísmicas" de la guerra en la economía, lo que supone un descenso de 0,8 puntos porcentuales respecto a las previsiones anteriores. 



4. Guerra de larga duración. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, fue el invitado de honor en la jornada inaugural de la conferencia, el lunes, y pidió por videoconferencia el "máximo" de sanciones posibles contra Rusia y un embargo comercial total contra su vecino, incluyendo el petróleo y el gas. Tres meses después de la invasión rusa, con una intensificación de los combates y el diálogo suspendido, se evidencia que el conflicto será prolongado, elevando al máximo el nivel de riesgo para la economía global y la posibilidad de una crisis alimentaria. Zelenski criticó a la comunidad internacional por la lentitud de su respuesta, asegurando que si hubiera obtenido todas las armas pesadas que reclamó en febrero "el resultado habría sido decenas de miles de vidas salvadas". Su ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, llegó a acusar a la OTAN de "no hacer absolutamente nada" contra la invasión. Entre tanto, Occidente con el presidente estadounidense Joe Biden a la cabeza intensifican las ayudas bélicas, abandonando la ofensiva diplomática para que las partes vuelvan a la mesa de negociación,

5. ¿Tercera Guerra Mundial? Es una tradición en Davos: en una cena al margen de la reunión, el multimillonario estadounidense George Soros dio de nuevo su visión del estado del mundo. "La invasión (de Ucrania por Rusia) puede haber sido el inicio de la Tercera Guerra Mundial y nuestra civilización podría no sobrevivir" dijo en esta ocasión. Además de señalar a quienes llamó "los dos dictadores" de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jiping, apuntó contra la excanciller alemana Angela Merkel, de quien dijo que sus "acuerdos especiales" eran una de las razones de la "excesiva" dependencia europea del gas ruso. 

6. ¿Regresarán los disturbios del hambre? Según David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA), "las condiciones actuales son peores" que las de 2007-2008, cuando se produjeron las revueltas alimentarias. Una situación debida en parte a la guerra en Ucrania y al bloqueo de sus exportaciones de grano. Achim Steiner, director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), habla de más de 200 millones de personas que padecen hambre aguda en el mundo. "Cuando la gente ya no es capaz de alimentarse, cuando los gobiernos ya no son capaces de proporcionar alimentos, entonces la política se traslada rápidamente a las calles", advirtió. Una situación que afecta también a América Latina, que está entrando "en un periodo muy peligroso", sobre todo por la inflación, advirtió el venezolano Moisés Naím, analista en política internacional, con "consecuencias económicas y sociales que pueden ser nefastas".

7.  El clima, olvidado. La guerra en Ucrania no debe utilizarse como "excusa" para relajar los esfuerzos en la transición energética, sostuvo por su parte el enviado estadounidense para el clima, John Kerry.  "Podemos ocuparnos de la crisis ucraniana, así como de la crisis energética, al tiempo que nos ocupamos de la crisis climática", afirmó. Ante el temor por el suministro de hidrocarburos rusos y la subida de los precios, "existe el riesgo de que a corto plazo algunos acaben quemando más carbón", reconoció también Paul Simpson. Entre tanto, dirigentes políticos y financieros de América del Sur reclamaron en Davos nuevas formas de explotación sostenible de la Amazonía para que la destrucción de la mayor selva tropical del planeta deje de ser rentable. "Se trata de regular, legislar y poner las bases para que la gente de la selva se conviertan en empresarios, que es lo que realmente quieren", aseguró Gustavo Montezano, presidente del banco de desarrollo de Brasil, mientras que el mandatario colombiano, Iván Duque, defendió una política de "palo y zanahoria", es decir castigar la deforestación y al mismo tiempo alentar como alternativa económica el cultivo sostenible de frutos como el copoazú (el llamado "cacao blanco"), el açaí o el camu camu.