¡Cristo está vivo! | El Nuevo Siglo
Viernes, 3 de Mayo de 2019

“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí ha resucitado” (Lc.  24,5), así hablaron los ángeles a las piadosas mujeres que fueron de mañana del domingo siguiente a la sepultura de Jesús a venerarlo y llevarle ungüentos. Son ésta y otras sencillas referencias al grandioso hecho de la resurrección y vida nueva del que nació en Belén, predicó su mensaje traído a los humanos de parte de Dios Padre (Jn. 7,16), fue crucificado, y,  al haber vuelto a la vida por su propio poder, se apareció varias veces a sus discípulos. Los envío, antes de su Ascensión, a entregar al mundo entero sus enseñanzas (Mc. 16, 15-16) con la asistencia del Espíritu Santo (Hech. 1,2), y les dio poder de perdonar pecados (Jn. 20, 22).  Les hace la promesa de “estar siempre con ustedes, todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28,26). En esa apretada síntesis, quedan constatados grandes hechos: “Jesús está vivo, resucitó para nunca más morir, y, a los portadores de su Evangelio, les hizo Jesús la promesa de estar a su lado, como prenda de perduración hasta el fin del mundo.

Siempre se han querido poner obstáculos a la fe y consecuencias de creer estas verdades, desde el perverso medio del soborno, con el que los enemigos de Jesús quisieron desvanecer el prodigio de su Resurrección (Mt. 28,11-15). Vienen, luego, las persecuciones a muerte en Jerusalén en Roma y en tantos lugares del mundo a lo largo de los siglos. También afronta la peor de las tormentas, los crímenes y pecados de sus miembros, aún directivos, el surgimiento de centenares de herejías y cismas. Sin embargo sigue existiendo cuanto brotó de la semilla sembrada por Jesús como cumplimiento de su promesa y asistencia perenne, con la fuerza del Espíritu Santo.

No faltan, quienes, viendo que se repiten las seculares dificultades, para que la Iglesia cumpla la difusión de su mensaje, piensan que ello esté tocando a las puertas de su final, pero sus creyentes seguimos serenos, optimistas por tanto bien que se da en su seno y por la promesa de Jesús de estar con ella hasta el final de los tiempos. El testimonio y enseñanzas de los últimos Papas, el surgimiento de tantos movimientos de espiritualidad y métodos florecientes de apostolado, las vibrantes Jornadas Mundiales de la Juventud, como  la recientemente realizada en Panamá, Sínodos de Obispos como el próximo a celebrarse en Roma sobre la Amazonía, son temas de gran servicio a la humanidad. Tenemos allí signos vitales de una Iglesia bimilenaria, que nos presenta a un Cristo Vivo, presente en sus entusiasta seguidores.

Ante una Iglesia que tiene que afrontar tantos avances de la humanidad de hoy, cuando son tantos los empeñados en poner en duda sus enseñanzas, la vemos, firme y siempre como madre y maestra de la humanidad. Son amplios y persistentes los ataques a sus enseñanzas, pero ella con paciencia, prudencia y amor, va haciendo frente con directivos y fieles hijos de todas las categorías humanas, firmes en la fe y complacidos al lado de un Cristo Jesús que se ofreció al Padre en redención de ellos, y resucito, que está vivo, ahora, en la gloria del cielo, asistiendo a la comunidad de los creyentes.     

 

 

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com