Reforma laboral integral | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Mayo de 2022

* Lecciones aprendidas tras la pandemia

* El diagnóstico del Ministro de Trabajo

 

La necesidad de una reingeniería laboral es una de las principales lecciones aprendidas que está dejando la pandemia de covid-19, más ahora que el mundo parece enrutarse a dejar atrás la crisis sanitaria, aunque es claro que la emergencia no ha terminado, tal como lo advierte la Organización Mundial de la Salud y lo evidencia el creciente rebrote del virus en China.

Precisamente por lo mismo la celebración ayer del Día del Trabajo a nivel global generó una multiplicidad de análisis y diagnósticos sobre la realidad laboral mundial y las reformas que se imponen a corto, mediano y largo plazos.

En el caso colombiano, por ejemplo, esta fecha se dio en medio de una coyuntura muy particular. De un lado, si bien la economía se encuentra en plena reactivación (creció a un histórico 10,6% en 2021), la tasa de desempleo continúa siendo alta. De hecho, el viernes pasado el DANE indicó que la tasa de desocupación a marzo fue de 12,1%, lo que implica -aquí el aspecto positivo- que ya se recuperó la mayoría de las plazas de trabajo que se perdieron en medio de la pandemia. En segundo lugar, el país se encuentra en la recta final de la campaña presidencial y uno de los temas más debatidos es la viabilidad de las distintas propuestas de los candidatos para generar empleo de calidad y permanente. En tercer término, precisamente ayer se desmontó, salvo algunas restricciones, el uso obligatorio del tapabocas, lo que significa no solo que se estaría entrando en la fase endémica del covid-19, sino que el aparato productivo podrá trabajar al cien por ciento en todos sus frentes, lo que tiene un impacto directo sobre la demanda y oferta de mano de obra. Y, por último pero no menos importante, el que se empiece a dejar atrás la crisis pandémica pone sobre el tapete el complejo debate sobre si se deben acabar, disminuir o reformar para volverlos permanentes los distintos subsidios a la nómina, incentivos a contratación de mujeres y jóvenes, exenciones y demás salvavidas a las empresas creados en medio de la emergencia para proteger las fuentes de trabajo.

Todas esas ayudas tienen un costo billonario desde el punto de vista presupuestal y fiscal. Si bien están financiadas este año por cuenta de la última reforma tributaria, es urgente establecer qué pasará con ellas de 2023 en adelante, tarea crucial que le corresponderá a los próximos Congreso y gobierno, a posesionarse en agosto y el 20 de julio, respectivamente.

La conjugación de esas cuatro circunstancias es, precisamente, la que evidencia que es necesario un ajuste a fondo de la política laboral en Colombia, aunque es claro que hay algunos avances importantes, como la aprobación de ley que reguló el teletrabajo y los apoyos a la reconversión económica por la irrupción de las tecnologías digitales. De hecho, en entrevista dominical con este Diario, el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, relievó la rapidez con que se recuperó gran parte de las plazas perdidas por la crisis pandémica, la disminución del trabajo infantil, las nuevas reglas del juego para formación y certificación de competencias laborales así como el ritmo en que la recuperación productiva está aumentando la demanda de mano de obra calificada y no calificada.

Pero a la par de ello, el titular de la cartera laboral recalcó que entre las lecciones aprendidas que deja la pandemia está la necesidad de los países de responder y modernizar los esquemas laborales frente a los principales retos que plantea hoy en el futuro el mundo del trabajo. Trayendo a colación las conclusiones de la “Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo”, el Ministro insistió en que la contingencia sanitaria marca la necesidad de un enfoque más humanista en la generación de políticas laborales y la recuperación del empleo. Una reingeniería que se impone dado que las realidades del trabajo se están transformando radicalmente impulsadas por las innovaciones tecnológicas, el trabajo a distancia, los cambios demográficos, las políticas de desarrollo sostenible para enfrentar el cambio climático, así como la globalización en general.

Como se ve, la celebración ayer del Día del Trabajo, no solo sirvió para rendir homenaje a esos millones de colombianas y colombianos que con su esfuerzo y dedicación buscan progresar junto a sus familias y resistieron valientemente el duro embate de la pandemia, sino que también resaltó que el país debe proceder a sentar las bases de una reforma laboral integral, moderna en materia de legislación, que responda a las nuevas realidades del trabajo y, sobre todo, que se enfoque en la necesidad de proveer empleos sólidos y rentables que contribuyan a la superación de la pobreza, la mejora de la calidad de vida y el desarrollo nacional.