Un llamado al Gobierno nacional para que aclare cómo va a desarrollar la transición energética, hizo el contralor general, Carlos Hernán Rodríguez, al señalar en un foro que se debe realizar una mayor pedagogía sobre ese proceso y explicar si este se hará de manera gradual y progresiva, sin desconocer la importancia del sector minero-energético para la economía y las finanzas del país.

“Se exhorta a que, a su vez, dicha transición debe hacerse de manera eficiente, responsable, confiable y segura”, apuntó Rodríguez.

A ello agregó que “las reservas de hidrocarburos deben ser suficientes para cubrir el proceso de transición energética, de tal manera que no se ponga en riesgo la confiabilidad en el abastecimiento de energía, la soberanía energética y en general la economía del país”.

Advirtió Rodríguez que para la Contraloría no es claro cómo será la participación y la transformación de los procesos productivos a cargo de la industria que hoy depende del carbón y de los hidrocarburos.

El ente de control dijo que, respecto al avance de la transición energética con mayor participación de las energías limpias, en el gobierno anterior se comprometieron 3.487 megavatios con proyectos nuevos de generación eólicos y solares, mediante el esquema del cargo por confiabilidad y las subastas de renovables; sin embargo, hay que tener presente que los nuevos proyectos de generación renovables tienen retrasos significativos. Por su parte, el proyecto Subestación Colectora y Líneas de Transmisión Colectora-Cuestecitas y Cuestecitas-La Loma, que tiene la mayor cantidad de proyectos asociados para suministrarles conexión (nueve en total, con 1.577 megavatios), no ha cumplido con el cronograma y se estima que su entrada en operación sería hasta 2025.

Políticas

Explica el contralor que “en Colombia la transición energética es una política pública que está en curso, siendo el tema central en los debates sobre el futuro de la energía, especialmente desde que 196 países se comprometieron en los acuerdos de París del 2015 a evitar que la temperatura global aumente 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales y a hacer los mejores esfuerzos para limitar el aumento alrededor de 1,5 grados. El instrumento para lograrlo se ha convertido en el concepto de “carbono neutralidad” para 2050 o un poco después, objetivo que ya ha sido adoptado por más de 100 países, incluidos Estados Unidos, China, la Unión Europea, Gran Bretaña y Japón, entre otros. Nuestro país se comprometió para 2030 a reducir en 51 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, acordando también lograr la carbono-neutralidad en 2050”.

Sostiene Rodríguez que Colombia genera alrededor del 0,5 % de los gases de efecto invernadero que se emiten en todo el mundo y es el segundo país en América Latina con mayores avances hacia la transición energética, según el Foro Económico Mundial 2020, al pasar del puesto 34 al puesto 25, en el último año.

Sin embargo, nuestra matriz energética primaria en 2021 estaba conformada en 74 % por combustibles fósiles tales como petróleo (41 %), gas natural (20 %) y carbón mineral (13 %) y solo un 15 % de la energía provenía de fuentes renovables tales como hidroenergía, leña, bagazo, solar y eólica.

También es evidente que, para Colombia, sin ser un país petrolero en el ámbito mundial, la dinámica de la industria energética reviste una gran importancia y sus movimientos generan un impacto importante en el comportamiento económico y fiscal.

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Aportes

En el último bienio, el sector minero-energético hizo aportes a las regiones, solo por concepto de regalías, por $33 billones que se destinaron a proveer servicios esenciales como agua potable, salud, educación y alcantarillado.

Aseguró el contralor que “para gozar de una matriz energética limpia, los combustibles fósiles tienen aún un rol importante, además de la dependencia de otros sectores económicos de estos energéticos, para ser eficientes y competitivos en sus procesos”.

Para lograr la transformación, Rodríguez dice que “es pertinente mantener plantas térmicas de respaldo y contribuir con el suministro de carbón y gas para asegurar la oferta de energía segura; debe prevalecer la autosuficiencia y el suministro del servicio, al menos mientras se superan estos inconvenientes”.