Francisco alzó la voz por África | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Febrero de 2023

* Una gira papal con sentido de denuncia  

* Continente en crisis clama paz y equidad

 

La gira del papa Francisco por África que culminó el pasado domingo deja múltiples reflexiones sobre el pasado, el presente y el futuro de ese continente. Desde antes del periplo del pontífice argentino por República Democrática del Congo y Sudán del Sur existía expectativa sobre el énfasis del mensaje del líder global de la Iglesia Católica en una región en donde el cristianismo trata de avanzar en medio de difíciles circunstancias y azotado por los radicalismos, pero también en la que la pobreza, la desigualdad y la violencia tienden a ser más profundas que en cualquier otra zona del planeta.

Fiel a su estilo directo y realista, el Papa denunció la crisis del continente negro en toda su cruda dimensión. Criticó el "colonialismo económico" y advirtió sobre las causas estructurales que perpetúan las difíciles condiciones socio-económicas. "No toquen la República Democrática del Congo, no toquen el África. Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear. Que África sea protagonista de su propio destino", advirtió el titular del Vaticano. No dudó tampoco en señalar que "tras el colonialismo político, se ha desatado un 'colonialismo económico' igualmente esclavizador. Así, este país, abundantemente depredado, no es capaz de beneficiarse suficientemente de sus inmensos recursos".

Esas denuncias no solo describen lo que ocurre en los dos países que recibieron a Francisco sino en casi todas las naciones africanas, en donde la mayoría de la población apenas sobrevive en medio de la pobreza extrema mientras que sus recursos minerales, agrícolas y naturales son explotados por reducidas élites que, amparadas en gobiernos, unas veces corruptos, otras autoritarios o simplemente ineficaces, no hacen mayor cosa por transferir parte de esa riqueza a la población de menores recursos. En ese orden de ideas, hizo votos por la instauración de una cultura vital centrada en la dignidad y la humanidad.

En su quinto viaje a este continente, pese a sus 86 años de edad y las limitaciones de movilidad derivadas de un estado de salud endeble, el Papa alzó la voz en cada escenario de su gira. Habló de la violencia que campea en algunas zonas africanas, de la violación sistemática de los derechos humanos así como de las contiendas políticas que espantan cualquier asomo de progreso y tienen a la juventud con una sensación creciente de no futuro. Fue insistente en criticar la extracción arrasadora de los recursos minero-energéticos y el flagelo paralizante de la corrupción.

También llamó a todos los actores armados a “deponer las armas" y calificó la compraventa de las mismas como “la mayor plaga del mundo”. Tanto en el Congo como en Sudán del Sur, pero haciendo alusión a otras crisis africanas, el Pontífice urgió el cese de las guerras civiles que a diario cobran vidas y multiplican dolor y tragedias. Pidió dejar de contraponer a las tribus y las etnias, en tanto oró por la reanudación de los procesos de paz rotos o suspendidos en el continente. "Basta ya de sangre derramada, basta de conflictos, basta de agresiones y acusaciones recíprocas sobre quien haya sido culpable, basta de dejar al pueblo sediento de paz… Basta de destrucción, es la hora de la construcción", enfatizó en Sudán del Sur.

Como se ve, Francisco acaba de realizar en África uno de sus viajes con más significancia política, ideológica y, obviamente, doctrinaria. Un periplo en el que abanderó con vehemencia el drama de los pobres, de las víctimas de las guerras, de los niños que mueren de hambre, de las mujeres que son violentadas y de la población agobiada y excluida… En fin, de cientos de millones y millones de personas abandonadas a su suerte. Una gira en la que reiteró su llamado a cambiar un modelo político, económico y social que esquilma, por otro en el que la solidaridad, la inclusión y la equidad sean las prioridades. Una urgencia que no solo atañe a este continente, sino al planeta en general, porque como lo denunciara el Papa: "El mundo entero está en guerra, en autodestrucción, ¡paremos a tiempo!".