Globos, geopolítica y tensión | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Febrero de 2023

* Un episodio que aún no termina

* Expectativa por discurso de la unión

 

La trama política, militar y científica que se ha cernido alrededor del presunto globo espía chino que fue detectado el martes pasado en espacio aéreo estadounidense y derribado el sábado anterior por un avión de combate de última tecnología, deja tres lecciones en claro.

La primera y más obvia es que las tensiones entre Washington y Pekín siguen en un punto alto, ratificando que si bien la principal urgencia en estos momentos en materia geopolítica es la guerra en Ucrania que está a punto de cumplir un año en tres semanas, el principal pulso por la primacía multilateral se da entre la potencia norteamericana y la asiática.

La cautela inicial de la Casa Blanca ante la detección del globo, que no estaba tripulado y era manejado desde China por tecnología de última generación, cambió en cuestión de dos días ya que la administración del presidente Joe Biden, en medio de un alud de críticas de congresistas del partido Republicano, se vio prácticamente que obligada a dar la orden de derribar el globo.

Las explicaciones del gobierno chino en torno a que se trataba de una aeronave de investigación científica que se había desviado de su curso inicial, es claro que generaron más dudas que certezas. El nivel de desconfianza entre ambos países es superlativo, más aún tratándose de temas de seguridad nacional y cuestiones militares. La sospecha inicial siempre fue que se trataba de una actividad de espionaje y que, por tanto, la amenaza que representaba debió ser neutralizada de la forma más rápida y contundente y, sobre todo, pública, ya que la noticia fue la tendencia mediática y en redes sociales desde el martes.

Ahora, como Pekín consideró que la reacción estadounidense fue sobredimensionada e incluso se reservó el derecho a “tomar represalias”, sin precisar el cómo, cuándo ni dónde, esto significa que el episodio no está cerrado. Las alertas, en consecuencia, quedan prendidas.

Otro tema a analizar dentro de este primer punto es que algunos expertos en temas bélicos señalaron que desde los atentados del 11-S de 2001 -cuando los aviones de combate sobrevolaron todo el país en busca de otras aeronaves civiles que también pudiera haber sido secuestradas por terroristas- no se había vuelto a conocer de una acción militar en cielo estadounidense. Que ahora se haya producido un episodio de este tipo, así el blanco hubiera sido un globo no tripulado y sin armamento, que no causó ningún peligro adicional al ser impactado sobre las aguas de Carolina del Sur, pone de presente que la Casa Blanca tuvo que enviar un ‘mensaje’ a su principal rival en torno a que no se toleraría otro hecho sospechoso sobre su cielo soberano, por más pequeño que fuera o bajo circunstancias -como lo indicó Pekín- accidentales.

En segundo lugar, es claro que la demora de Biden en reaccionar al episodio del globo terminó generándole muchos problemas, sobre todo al ponerse en la mira de los republicanos que no dudaron en advertir, según las palabras del líder del Senado, Mitch McConnell, que “como siempre, cuando se trata de seguridad nacional y política exterior, la administración Biden respondió primero muy indecisa y luego muy tarde… No deberíamos haber permitido que la República Popular China dejara en ridículo a nuestro espacio aéreo".

Aunque la Casa Blanca, tras conocerse la presencia de globo, había cancelado la visita a China del jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, es evidente que para la oposición a Biden esa fue una reacción débil. Incluso, entre su propio partido, el demócrata, la actuación presidencial habría generado algunos cuestionamientos en privado. De hecho, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, dijo que el gobierno consideraba "otras acciones contra China", al tiempo que anunció que el 15 de febrero se reunirá la bancada a puerta cerrada para examinar el asunto.

En último término, es claro que este episodio, que algunos analistas califican de anecdótico y otros de muy grave, tendrá un impacto en una opinión pública bastante polarizada en Estados Unidos. Incluso, el hecho de que se haya presentado en la antesala del discurso de Biden sobre el “estado de la Unión” ante el Congreso, le ha dado un mayor escenario de expectativa al pronunciamiento presidencial.

Por ahora, como lo dijo un comentarista, habrá que esperar “a la película” del globo chino sobre Estados Unidos para saber cuál es la línea que separa la realidad de la ficción en este pulso político interno y geopolítico.