Que la fuerza pública debe estar actualizada en todo sentido, es una verdad que no necesita sustentación, porque sus protocolos de capacitación, formación, táctica y estrategia, evolucionan en la medida que progresa la tecnología y los equipos concebidos para el servicio y eficiente funcionamiento de las fuerzas.
Mundialmente los componentes de defensa en los diferentes países están actualizando permanentemente la información sobre avances y conquistas en el mundo de los recursos bélicos, nunca pensando en confrontaciones, sino por el solo hecho de contar con el conocimiento y preparación de sus componentes, que les permitan estar a la altura del concepto global sobre seguridad.
Se trata de un tema eminentemente profesional que no debe ser permeado por conceptos, evaluaciones y debates de personas ajenas al asunto, mucho menos violentar o dejar de lado el concepto universal de seguridad interna, tan valioso por proteger aquella información sensible y transcendental en este tipo de gestiones. Pero, desafortunadamente, el ambiente político que vive el país, juega un papel muy representativo en estas calendas y se hace prácticamente imposible tener a buen recaudo información privilegiada referente a las gestiones de los últimos gobiernos, que pretendieron actualizar y poner acorde con el ámbito universal nuestro componente aéreo.
No intentamos tomar parte en el debate político porque sobran argumentos desde los diferentes frentes y le cabe razón a la oposición que critica la operación, basada en declaraciones anteriores del gobierno actual. Esto sin desconocer que hoy la administración registra con lujo de explicaciones un cambio en el criterio, retomando un proceso adelantado con diferentes firmas interesadas en la negociación, presionado claro está, con la inminente expiración a finales de este año, de la vida útil del equipo actual. Los pormenores de la negociación los dejamos bajo la responsabilidad del señor ministro de la Defensa, cartera que por lógica debe responder ante el Ejecutivo por la transparencia, cumplimiento y resultados de la urgente compra.
Solo nos queda esperar que el asunto avance y se concrete, los entes de control acompañen el proceso como se encuentra establecido en la ley y pueda Colombia contar con una flota aérea de última generación, como la Fuerza Aérea de los colombianos se merece y necesita.
Otro punto importante para tener en cuenta a futuro, y nos atrevemos a recomendar, sería no olvidar ese concepto de seguridad nacional que en esta ocasión fue boicoteado por las partes, poniendo en evidencia mundial temas de reserva y control sobre seguridad interna de nuestro país, al buscar y adquirir tecnología confidencial. Entendemos que corrientes políticas critiquen la decisión presidencial por reñir con la estrategia acuñada al interior de la campaña por la presidencia de la República, que seguramente atrajo seguidores anti armamentismo, pero la realidad demanda compromiso presidencial.