A Nuka le gusta que le acaricien debajo del hocico y mueve la cola. Es suave y con sus enormes ojos sigue los movimientos de su interlocutor. Es una foca robot diseñada para intentar ayudar en tratamientos de alzhéimer, autismo y otras enfermedades.
Su creador, el investigador japonés Takanori Shibata, se inspiró para ello en las terapias con animales reales.
“La interacción con animales mejora el estado de ánimo de la gente, la depresión, la ansiedad, incentiva la comunicación (...) pero hay personas que tienen alergias, (los animales) pueden transmitir infecciones y es difícil tenerlos en algunos lugares como hospitales”, explicó Shibata.
El investigador pensó que un robot con forma de animal podría acercar esos tratamientos a todo el mundo y diseñó prototipos de robot perro, robot gato y robot foca. Este último fue el que más éxito tuvo, ya que los usuarios no tenían expectativas sobre cómo debía comportarse ese animal.
Según Shibata, “cuando (la gente) empezó a interactuar con perros o gatos robots, lo comparaban con los gatos y perros reales y esperaban demasiado”. “La foca no es muy familiar y es más aceptada”.
Nuka en realidad se llama PARO en inglés, aunque para el público hispanohablante se cambió el nombre por las connotaciones de la palabra en español. Pero en realidad Nuka (o PARO) puede aprender un nuevo nombre si se le repite en varias ocasiones.
Es parte de la inteligencia artificial de un dispositivo que tiene la apariencia de un adorable peluche y que está repleto de sensores. Estos le permiten percibir lo que ocurre en su entorno, reconocer si hay luz o la dirección de la voz. También puede aprender comportamientos y adaptarse al usuario.
Nuka, que cuesta unos 5.000 euros (5.600 dólares), se utiliza desde 2003 en más de 30 países, como Japón, Dinamarca o Estados Unidos.
Uno de los aspectos más estudiados es el de sus efectos en personas mayores que sufren alguna forma de demencia, como alzhéimer. Esas investigaciones “han mostrado que interactuar con Nuka puede mejorar la depresión, la ansiedad, el dolor, la soledad, e incentivar el compromiso”, sostiene Shibata. “La gente con demencia suele tener problemas de conducta (...) pero la interacción con Nuka puede ayudar con esos comportamientos negativos, como la agitación, la agresión, el deambular”, añadió.
En España, algunos de los efectos de Nuka han sido analizados por el Centro de Referencia Estatal (CRE) de atención a personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias del Imserso en Salamanca. Allí intentaron evaluar si los problemas conductuales (apatía, depresión, conductas agresivas, ansiedad) disminuían al utilizar el robot foca.
“Sí hubo un efecto significativo sobre todo en la calidad de vida. También se midió la tensión arterial y se vio que había una disminución”, señaló Elena González, responsable del Área de Información, Documentación, Investigación y Evaluación de este organismo.
“Las conclusiones fueron que era apropiada una terapia para personas con demencia, que les creaba un estado relajante, un estado de ánimo positivo y mejoraba un poco su calidad de vida. Lo que no encontramos exactamente fueron efectos en la parte neuropsiquiátrica, no había efectos muy significativos, como en la ansiedad y en la depresión”, añadió.
El CRE de Alzheimer también realizó un estudio en el que comparó la terapia con perros adiestrados con una terapia con Nuka en funcionamiento y otra con Nuka apagada. Tanto la terapia con el robot operativo como con el perro generaron una mayor atención que cuando el robot foca estaba apagado. “Vimos que el perro generaba mayor disfrute que PARO (Nuka) funcionando, pero había aspectos emocionales muy positivos tanto en uno como en otro”, apuntó González.
Para ella se trata de terapias distintas y no se puede hablar de sustituir una por otra. “Tienes que conocer a la persona que tienes delante y saber qué le puede venir bien. Realmente se puede trabajar con PARO para crear efectos relajantes, para socializar sobre todo entre personas con demencia (...) Es beneficioso pero es una terapia distinta”, insistió.
Otra de las terapias empleadas con personas con demencia es la que utiliza muñecos, bien los hiperrealistas “reborn” o los tradicionales.
Según Shibata, los pacientes no desarrollan un vínculo con esos muñecos. “No siguen interactuando con ellos. Pero en el caso de Nuka, siguen interactuando y puede mejorar su estado de ánimo y reducir la ansiedad, el dolor, la depresión. Como siguen interactuando con Nuka no deambulan”, afirmó.
Como terapia para estimular a las personas con demencia, Nuka es positiva, dice González Ingelmo. Pero antes de que las administraciones públicas recurran al robot foca, cree necesario que se ofrezcan terapias no farmacológicas desde el principio.