Después de que la comunidad de la vereda Ranchería del municipio de Sesquilé, reportara a las autoridades municipales el hallazgo de dos terneros muertos y uno herido presuntamente por el ataque de un oso andino (Tremarctos ornatus), la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, ordenó investigar el caso con el fin de establecer si realmente se trataba de un ataque de este u otro animal.
Producto de la gestión desarrollada por la dirección de Seguimiento, Evaluación y Control Ambiental, Desca, y profesionales de la Oficina Regional Almeidas y Guatavita, “se puede asegurar que se trata de un oso andino, especie asociada al ecosistema de páramo, lugar donde se ubica el ataque a más de 3.230 MSNM en la vereda Ranchería del municipio de Sesquilé”.
No sólo las evidencias del ataque a los terneros ofrece certeza de la presencia de esta especie en la zona, el hallazgo de huellas y heces encontradas en la zona no dejan dudas de que el oso merodea naturalmente esa zona en busca de alimento que cada vez se hace más escaso gracias a la presión ejercida por la ampliación de la frontera agrícola y pecuaria.
Después de completar la evaluación descrita en el lugar de los hechos, la Corporación iniciará el proceso de identificación de las zonas por donde presuntamente transita el Oso, con el objetivo de instalar cámaras trampa que permitan hacer un registro del animal, su comportamiento, estado de salud y condición de sus oseznos. Esto con el propósito de armonizar las actividades productivas de los pobladores de las zonas habituales del oso, con la protección a esta emblemática especie.
Por su parte, Ginna Gómez, investigadora asociada de la organización ProCAT Colombia, organización que trabaja de manera coordinada con la CAR Cundinamarca gracias a su experiencia en el manejo de conflictos e investigación de fauna silvestre, hizo las siguientes recomendaciones a las comunidades.
“Eviten tener sus semovientes en zonas de páramo, mantengan en buen estado las cercas de sus fincas, evite dejar saladeros, no mantener rebaños de vacas preñadas a término o pariendo en potreros cercanos a áreas boscosas, realizar un buen manejo de partos y mantenerlos fuera de áreas de bosques y de páramo”, dijo.
Recomienda, además, que en caso de tener contacto con un animal silvestre, “no correr, no darle la espalda y retirarse cuidadosamente. Si se trata es una hembra con crías, no acercarse y retirarse tan pronto como sea posible, si ve que el animal trata de acercarse, haga ruidos fuertes e intente parecer más grande de lo que es”.
“Cabe anotar que esta especie es tímida y nada tiene que ver su comportamiento con el de su primo del norte, el oso pardo, que en vida natural generalmente ataca al hombre, este es un animal tímido que prefiere evitar la presencia humana”, agregó Gómez Junco.
Protección
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza - UICN, registra que el Oso de anteojos es una especie que actualmente se encuentra en la lista de animales vulnerables, razón por la cual, es de suma importancia preservar la vida de este, ya que cumple una función vital en nuestros ecosistemas.
Iván Mauricio Vela Vargas, investigador asociado de la fundación ProCAT Colombia, estudiante de doctorado del programa manejo y conservación de fauna silvestre de la universidad de Arizona en Estados Unidos, manifiesta que “El oso andino desempeña papeles ecológicos importantes, gracias a sus hábitos alimenticios de frutas que cumplen una función vital en nuestros ecosistemas como lo es transportar semillas dentro de su sistema digestivo, a distancias que pueden superar los 15 kilómetros al día. Al defecar, las semillas de estos frutos pueden germinar y promueve así la regeneración de la vegetación. El oso andino al subir a los árboles, y por su gran peso y tamaño, en ocasiones, rompe ramas y crea claros en el dosel, lo que permite la entrada de luz solar al suelo y activa el desarrollo de plántulas y árboles jóvenes, renovando la vegetación”.