TLC con Colombia, Panamá y Corea | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Septiembre de 2011

En su discurso de anoche, el presidente Barack Obama afirmó ante el Congreso que llegó el momento de aprobar los Tratados de Libre Comercio (TLC) pendientes con Colombia, Panamá y Corea del Sur.

 

"Llegó el momento de despejar el camino para una serie de tratados que facilitarían a las compañías estadounidenses vender sus productos en Panamá, Colombia y Corea del Sur", dijo Obama, que no mencionó, sin embargo, si ya ha presentado los textos ante el Poder Legislativo, como le exigen los republicanos.


Esos tratados están vinculados a la aprobación de programas gubernamentales que "al mismo tiempo ayudarían a los trabajadores cuyos empleos se han visto afectados por la competencia global", dijo Obama.
 

De otra parte, el mandatario estadounidense pidió al Congreso acabar circo y trabajar por empleo, aunque existe eticencia entre la bancada republicana ante propuesta.


"Envío a este Congreso un plan que debería adoptar inmediatamente", dijo Obama ante la sesión conjunta del Congreso. La iniciativa contempla trabajos públicos, recortes de impuestos para la clase media pero aumentos para los más ricos, así como la creación de un banco público de infraestructura, plan que de antemano fue recibido con hostilidad por la oposición republicana.
El plan prevé una reducción a la mitad de la actual tasa de impuesto sobre las cotizaciones patronales y de los trabajadores para 2012.


Eso representaría un recorte de ingresos para el Estado de 240 mil millones de dólares, además de 5 mil millones en extensión de prolongación de ayudas.


La iniciativa propone luego 140 mil  millones de dólares en medidas de promoción de empleos, básicamente con la recontratación de profesores y de personal de servicios de socorro (policías y bomberos).


Esa parte de la propuesta incluye además la creación de un banco de obras públicas, la modernización de escuelas y transporte.


El tercer capítulo del plan propone prolongar las ayudas a los desempleados y fondos para programas de reconversión profesional, todo ello por un monto de 62 mil millones de dólares.


"La gente de este país trabaja duro para enfrentar sus responsabilidades. La cuestión es si nosotros vamos a enfrentarnos a las nuestras. La cuestión es si, ante esta crisis nacional que estamos viviendo, podemos acabar con el circo político y hacer algo que realmente ayude a la economía”, sostuvo el presidente.


El discurso, televisado a toda la nación, supone la quinta vez que Obama acude a hablar al Congreso, con la mente puesta en las elecciones para las cuales es candidato a un nuevo mandato, dentro de 14 meses.


"El objetivo de la Ley de Trabajo Estadounidense es simple: poner a más gente a trabajar y más dinero en el bolsillo de los que están trabajando", añadió el mandatario-


El desempleo es la principal preocupación del ciudadano medio en Estados Unidos, ante una tasa del 9,1% que no da signos de bajar a pesar de un gran plan de estímulo económico lanzado en 2009 y sucesivos recortes de impuestos.


La popularidad de Obama ha ido bajando paulatinamente en los últimos meses, a medida que las noticias económicas confirmaban que Estados Unidos no despega.


El Partido Republicano ya calienta motores para retarlo con varios aspirantes a la candidatura que están delineando sus propias propuestas.


Los republicanos, que dominan la Cámara de Representantes, han conseguido en los últimos meses rebatir las iniciativas económicas del gobierno vinculándolas al déficit público.


Según una encuesta conjunta del diario The Washington Post y de la cadena ABC News publicada el martes, 53% de los encuestados considera de forma negativa el trabajo de Obama y 77% cree que el país "no va por el buen camino".


Obama "se toma muy seriamente medidas que sean responsables, que tengan apoyo bipartidista y que tienen un impacto rápido y directo en la economía y en el empleo", explicó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. El plan "está enteramente costeado" según Carney.


La estrategia del presidente, según observadores, es proponer un plan de largo calado, con un claro protagonismo del Estado, de forma que si es rechazado por razones de austeridad, acabe dañando las opciones electorales de los propios republicanos.


"Es tiempo de que el Congreso regrese y haga algo, y no simplemente decir no a todo lo que se propone en esta ciudad", dijo el jefe de gabinete de Obama, Bill Daley, a la cadena CBS.


El aumento de impuestos a los más ricos o el fin de exoneraciones fiscales para las grandes empresas amenazan con provocar un nuevo pulso con el Congreso, según expertos.


Los republicanos ya rechazaron ambas propuestas en junio pasado, durante el encarnizado debate en torno al aumento del techo de endeudamiento público.


"Escucharemos educadamente lo que (Obama) tiene que decir y le echaremos un vistazo al plan, pero nuestro punto de vista es que tenemos que ir en una dirección absolutamente diferente, en una dirección que tranquilice al sector privado", explicó el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.


"No es mal tipo, simplemente no tiene idea de lo que se debe hacer", dijo de Obama el ex gobernador republicano Mitt Romney, uno de los aspirantes a la candidatura presidencial de su partido.