Fueron tres las interpretaciones, al interior del uribismo, que se le dieron a la decisión de Oscar Iván Zuluaga de aplazar su precandidatura presidencial hasta tanto no se esclarezca lo relacionado al escándalo Odebrecht y el presunto pago por parte de la cuestionada multinacional de 1,6 millones de dólares a quien fuera asesor político en la contienda por la Casa de Nariño el 2014, el brasileño Eduardo ‘Duda’ Mendonça. Como se sabe, la decisión de Zuluaga fue anunciada tras una reunión el miércoles en la tarde entre él y el expresidente Uribe en Rionegro (Antioquia), puesto que el senador y exmandatario había advertido el martes que no se pronunciaría sobre la información de la Fiscalía en torno a la conexión Odebrecht-Mendonça-Zuluaga hasta tanto no hablará con éste último, lo que efectivamente ocurrió anteayer.
Proteger la labor de oposición
La primera interpretación es que la decisión de Zuluaga busca proteger la tarea de oposición del uribismo al Gobierno pues es claro que el haber salido salpicado el partido en todo este escándalo de corrupción le ha restado legitimidad y credibilidad a sus denuncias, paradójicamente, sobre la relación entre Odebrecht y la campaña reeleccionista de 2014 así como el presunto involucramiento de altos funcionarios de la actual administración en los sobornos.
Proteger candidatura de Zuluaga
Una segunda interpretación, según se lo dijo un Representante a la Cámara uribista a un periodista de EL NUEVO SIGLO, va en la dirección de proteger la candidatura de Zuluaga -que sigue en firme-, bajo la tesis de que desde las toldas santistas se le puso como principal blanco porque de todos los aspirantes a la Casa de Nariño el exministro uribista es el más fuerte porque ninguno tiene un capital electoral de casi 7 millones de votos. “De ahí la guerra sucia que le han montado a Zuluaga por el caso Mendonça, pese a que el pago a este está referenciado en las cuentas de la campaña, a diferencia de la campaña santista en donde todos los dineros que se dice llegaron por el lado de Odebrecht no aparecen en los libros”, precisó el parlamentario pidiendo la reserva de su nombre.
Uribe ya no lo respalda
Y, por último, hay quienes sostienen en el Centro Democrático que Uribe ya le quitó el respaldo a Zuluaga por considerar que, inocente o no, el tema anticorrupción será determinante en la próxima campaña presidencial y nadie que haya sido salpicado dentro del escándalo Odebrecht tendría opción real de llegar a la Casa de Nariño. Así las cosas, el expresidente quiere darle a Zuluaga una salida decorosa para que no baje de su campaña, en tanto reabrió el ramillete de precandidatos, al que ahora sumaría, además de Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque, a la senadora María del Rosario Guerra e incluso a la senadora Paloma Valencia, el exministro Juan Lozano y hasta el exgobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, quien confía en que la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia le archive la investigación por parapolítica.
Escándalo suma víctimas políticas
Lo cierto es que el escándalo Odebrecht empieza a sumar víctimas políticas. Zuluaga no sería la única. Por ejemplo, ya no se habla de un posible papel protagónico de la exministra Gina Parody en la próxima campaña presidencial. Meses atrás se llegó a decir que ella podría estar pensando en integrarse a campañas como la de Sergio Fajardo u otra independiente o incluso ir abonando el terreno para una aspiración a la Alcaldía de Bogotá en el 2019. También se sabe que varios de los senadores y representantes a la Cámara a los que la Corte Suprema de Justicia ya puso en la mira para avanzar en averiguaciones preliminares sobre su relación con los contratos de Odebrecht, están analizando la posibilidad de no aspirar a repetir curul.