En la Segunda Guerra Mundial los aliados denominaron el día ‘D’ para el ataque que lanzaron en Normandía, Francia, que significó el golpe definitivo a las tropas alemanas para llevarlas a la derrota. Haciendo un símil hoy podría calificarse el día clave con Venezuela, pues comienza el proceso del nuevo gobierno en su propósito de restablecer las relaciones, tras más de cuatro años de estar rotas.
En este lapso, si bien nunca hubo asomo de un enfrentamiento armado, se presentaron amenazas del vecino país, como cuando el año pasado Nicolás Maduro advirtió que “le he dicho a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que conteste contundentemente las declaraciones temerarias de Iván Duque sobre Venezuela, que las conteste de palabra y que limpien los cañones de nuestros fusiles para contestarla en el plano que tengamos que contestarla si Iván Duque se atreve a violar la soberanía de Venezuela, si se atreve a tocar un milímetro del territorio venezolano”.
Sin embargo, más allá de las amenazas de Maduro y los insultos que en múltiples oportunidades hizo al jefe de Estado colombiano, así como de las réplicas de éste, como cuando le dijo “Nicolás Maduro es un criminal, es un asesino y por eso lo denuncié ante la Corte Penal Internacional”, el telón de fondo de este problema es la afectación que causa a los dos países la falta de relaciones diplomáticas.
En estos años de estar suspendidas las relaciones el impacto económico ha sido grande, pues Venezuela ha sido uno de los mercados más importantes para Colombia. En la pasada década las ventas de aquí para allá superaban los US$6 mil millones anuales; mientras que el año pasado fue de un poco más de US$0 millones.
Las consecuencias de esta situación se han sentido con mayor rudeza en Cúcuta, con su economía postrada y con alto desempleo porque ya no vienen como antes los venezolanos a comprar y es jefe poco lo que se exporta.
También en todos estos años se disparó la inseguridad en la frontera de más de 2 mil kilómetros, donde por la falta de cooperación de la Fuerza Pública de los dos países, se ha hecho tierra de nadie donde operan a placer las bandas dedicadas al narcotráfico, la extorsión, el secuestro; así como las guerrillas colombianas del Eln y las reincidencias de la Segunda Marquetalia han encontrado cobijo al otro lado de la frontera, según las autoridades colombianas.
Así mismo los más de 2 millones de colombianos que viven en Venezuela por esta situación no tienen asistencia consular ante la falta de embajada y consulados.
El presidente Duque estableció una línea roja frente a las relaciones con Venezuela, que no cruzó en sus cuatro años de mandato porque no reconoce a Maduro como mandatario, a quien califica de ilegítimo porque logró su reelección en 2019 en unos comicios en que no se presentaron sus opositores alegando falta de garantías.
También el presidente Duque censura a Maduro por las noticias que llegan de que el régimen persigue a sus opositores y de violaciones a los derechos humanos.
Duque ha reconocido como presidente a Juan Guaidó, designado por la anterior Asamblea de Venezuela, pero quien en la práctica no tiene ningún poder porque todo está en manos de Maduro.
La grave situación social y política en Venezuela ha provocado el éxodo de más de 5 millones de venezolanos, la mayoría que en la región llegaron a Colombia, donde se cuentan cerca de 2 millones. Por esta situación el gobierno Duque expidió el Estatuto de Protección temporal para regularizar esta población y que pueda tener acceso a beneficios que cuentan los colombianos, a trabajo, salud y educación.
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Restablecimiento no será exprés
En campaña Petro se comprometió a recomponer las relaciones con Venezuela. Por ello no sorprendió que el pasado 22 de junio, apenas tres días luego de haberse elegido en segunda vuelta, anunció que se había comunicado con el Gobierno venezolano con ese propósito.
“Me he comunicado con el gobierno venezolano para abrir las fronteras y restablecer el pleno ejercicio de los derechos humanos en la frontera”, afirmó en esa oportunidad Petro.
Tras una reunión el pasado 27 de julio del canciller designado Álvaro Leyva, quien se desplazó a San Cristóbal, Estado Táchira, con el ministro de exteriores de la vecina nación, Carlos Faría, se entendió que la frontera se reabriría al paso de vehículos, pues desde hace meses se permite el tránsito de personas, el día de hoy tras la posesión de Gustavo Petro.
Sin embargo, Leyva aclaró que ello no ocurrirá, sino que será un proceso que tomará un tiempo más. “No, eso no es automático; se tienen que intercambiar embajadores y demás, pero definitivamente se va a hacer. Hay que normalizar las relaciones, son alrededor de 2.200 kilómetros”.
Entonces lo que sucederá desde hoy es Petro en uso de sus facultades como presidente comenzará el proceso para el restablecimiento pleno de las relaciones con Venezuela, que tendrá varias etapas, una de las primeras reactivándolas en el nivel consular, hasta llegar a nombrar embajadores en Bogotá y en Caracas.
Por el momento hay un cronograma en este sentido trazado que se acordó en la ya acotada cita de Leyva con el Canciller venezolano, pero solo que a partir de hoy será oficial al entrar en vigor el gobierno de Petro.
Como consecuencia Colombia y Venezuela expresaron entre los principales puntos de este acuerdo de voluntades su propósito de avanzar en una agenda de trabajo para la normalización gradual de las relaciones binacionales a partir del 7 de agosto con el nombramiento de embajadores y demás funcionarios diplomáticos y consulares.
También reafirmaron su voluntad de hacer esfuerzos conjuntos para garantizar la seguridad y la paz en la frontera de nuestros países.
Aspectos críticos
La presencia de las guerrillas del Eln y la Segunda Marquetalia en Venezuela sin duda es el mayor riesgo que existe en caso de que se recompongan las relaciones entre Colombia y Venezuela.
A pesar de que el régimen venezolano ha negado en repetidas oportunidades la presencia de estos grupos delincuenciales en su territorio, es claro que están allí según los informes de inteligencia del ejército colombiano.
También lo muestra que en Venezuela han perecido en enfrentamientos entre grupos delincuenciales los cabecillas de la Segunda Marquetalia: ‘Jesús Santrich’, el ‘paisa' y ‘Romaña’. También se sabe que habría sido herido gravemente ‘Iván Márquez’.
Es por ello que, en el escenario del restablecimiento de las relaciones entre los dos países, el régimen venezolano se tendría que comprometer efectivamente a no tolerar la presencia de estas guerrillas, pues cualquier hecho terrorista por parte de estas organizaciones podría devolverse como un bumerán al gobierno de Petro por la opinión pública.