En general los juristas prefieren el camino legislativo y la alternativa solo la ven como un último recurso
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¿Cómo destrabar la reforma a la justicia? ¿Insistiendo en tramitarla en el Congreso o apelando a convocar una constituyente?
Tras el hundimiento del más reciente intento, vuelve a plantearse, como todas las veces anteriores, la opción de reunir una constituyente para reformar lo que no se ha podido en Congreso.
Y como siempre, las opiniones están muy divididas.
Por ejemplo, el magistrado Luis Guillermo Guerrero le dijo a EL NUEVO SIGLO que la vía es el Congreso.
“Yo creo que el escenario es el Congreso. Lo ocurrido genera un espacio para la reflexión, la concertación y la formulación de un proyecto que pueda obtener amplio respaldo el próximo año”, precisó, señalando que uno de los motivos del hundimiento fue “la circunstancia de que se presentaron múltiples iniciativas muy diversas sin que pudiera consensuarse un eje definitorio de la reforma”.
En cambio, el exministro Enrique Gil prefirió no dar una opinión contundente porque “hice un empalme sobre ese tema y entregué una propuesta al nuevo gobierno. Y me parece que no es adecuado hacer declaraciones, toda vez que dejé una propuesta muy seria”.
Concordando con el magistrado Guerrero, el exministro Juan Carlos Esguerra, a quien también se le cayó una reforma, consideró “que eso debe ser por medio de una reforma que pase por el Congreso. Es el conducto regular y me parece que abrir la puerta de una constituyente es abrir la puerta a lo desconocido, y es tratar de meterse toda suerte de cosas adicionales a la reforma a la justicia”.
Agregó Esguerra que “tristemente el gran problema es el exceso de intereses minúsculos de unos y de otros, de congresistas, de magistrados básicamente, me parece”.
Una muy limitada
Sin embargo, para el exministro Alfonso Gómez se puede ir acercando el momento para una constituyente, pero limitada.
“Yo pensaría que habría que partir de la base de que muchos de los temas propios de una reforma judicial muy necesariamente deben pasar por el Congreso”, aunque en algunos temas de pronto bastaría con reformas a través de decretos.
Tras reconocer que en la parte que requiere modificar la Constitución “nos hemos entrabado” en cosas como “la distribución de las altas Cortes”, Gómez anotó que “yo no he sido muy partidario de la constituyente porque se sabe dónde empieza, pero no dónde termina”.
“Creo que estamos en la posibilidad ahora de pensar en una fórmula como la que lamentablemente se frustró en 1978. Es decir, una pequeña constituyente, con un tema muy específico, con un temario limitado, que sería lo que tiene que ver con la administración de justicia. Esa puede ser una solución”, declaró, no sin dejar de recalcar que por estos meses el Gobierno puede dedicarse a preparar un proyecto concertado por las fuerzas políticas.
“¿Constituyente? No lo veo”, expresó el exmagistrado Mauricio González, para quien “hay otra alternativa, que es un referendo constitucional. Ese podría ser. Pero mire, yo creo en una cosa: que esto fue como un problema de aproximación del Gobierno con el Congreso. Creo que vale la pena intentar este proyecto de reforma constitucional en marzo”.
González agregó que “si se ve que no, ahí sí hay que buscar un referendo constitucional, pero si el Congreso se le mide y tramita una primera vuelta en marzo, creo que se puede hacer vía Congreso”.
Todo depende
Para el exmagistrado Jaime Arrubla, “eso depende de lo que el Gobierno quiera presentar. Si lo que va a presentar es de una magnitud tal que implique un cambio fundamental a la Constitución, tiene que ser vía la constituyente, porque si no la Corte Constitucional con el argumento de una sustitución de la Constitución la tumba. Y para que se tramite por medio del Congreso debe ser algo muy puntual, concreto, pero el Gobierno debe tener la capacidad de manejo y liderazgo, porque si no tampoco hace nada”.
“La respuesta es depende de lo que se quiera hacer, de la magnitud y del liderazgo que se tenga. Eso de una constituyente no es tan fácil. Eso es algo muy complejo. Eso es algo de mucho calado”, insistió.
“Más que en el mecanismo, que puede ser un nuevo proyecto de acto legislativo, una constituyente o un referendo”, expuso el exmagistrado José Gregorio Hernández, “hay que pensar en el contenido, porque ahora improvisaron mucho y el contenido había quedado en nada”.
Hernández planteó que “hay que elaborar un proyecto integral, serio, coherente, que atienda de verdad los problemas que encuentra el ciudadano del común. Que no implique restricciones a la tutela y que vaya más allá de edad mínima e inhabilidades para los magistrados. Que se ocupe del presupuesto de la Rama, de la congestión, de la morosidad, de la forma en que son escogidos los funcionarios, sin tanta politiquería y pensando en las hojas de vida y en la formación jurídica y ética y en unos antecedentes intachables”.