Deseoso de abrirse paso en el ecoturismo, el sultanato de Omán decidió abrir al público un santuario reservado a una de las criaturas más conocidas del desierto: el órice blanco de Arabia.
Este animal de la familia de los antílopes famoso por sus cuernos desapareció durante un tiempo en estado salvaje y hasta estuvo amenazado de extinción. Por eso durante décadas fue objeto de un programa de reproducción en una reserva cerrada y prohibida al público en Omán.
Pero en noviembre las autoridades de este país del Golfo abrieron por primera vez el santuario, en un intento por estimular el turismo y compensar la baja de ingresos petroleros.
Los visitantes pueden aventurarse en las llanuras arenosas de la reserva de Haima, en el centro de Omán, para admirar las manadas de órices y otras especies locales.
Durante años las autoridades se centraron en garantizar la supervivencia de este animal mediante un programa de “reproducción y multiplicación”, explica el portavoz de la reserva, Hamed ben Mahmud al Harsusi.
Como el número de ejemplares pasó de un centenar hace dos décadas a 750 en la actualidad ahora hay “más interés en el potencial turístico para aprovechar el carácter único de estos animales”, explica.
‘Unicornio árabe’
El destino del órice de Arabia, a veces llamado “unicornio” árabe debido a la forma de sus dos cuernos estilizados que, de perfil, parecen formar uno solo, es un ejemplo de supervivencia milagrosa.
En el siglo XX casi desaparece por culpa de la caza. Los últimos especímenes salvajes fueron abatidos en Omán por presuntos cazadores furtivos en 1972, según la Unión Internacional para la Protección de la Naturaleza (UICN) que lo catalogó de “especie en peligro” entre 1986 y 2011. Fue reintroducido en Omán, Arabia Saudita, Jordania y Emiratos Árabes Unidos pero sigue siendo “vulnerable”.
El órice sobrevivió gracias al programa de reproducción en cautiverio. Al comienzo de los años 1980, 10 ejemplares fueron soltados en el santuario de Haima.
Desde entonces, la regeneración fue difícil, en un terreno de 2.824 km2 de llanuras, pendientes rocosas y dunas.
En 2007, el santuario se convirtió en el primer sitio en ser retirado de la lista del patrimonio mundial de la Unesco, después de que Omán decidiera reducir su superficie en un 90% para un proyecto de prospección de hidrocarburos.
Miedo a cazadores
La caída de los precios del petróleo durante los últimos años suscitó de nuevo el interés de las autoridades por la fauna silvestre.
Además de los 742 órices, la reserva de Haima alberga otras especies, recalca Harsusi, como las gacelas de Arabia (unas 850), doce tipos de árboles y numerosos pájaros.
El sultanato de Omán se propone desarrollar el turismo, con balnearios para los más adinerados y desiertos en estado salvaje para los amantes de la aventura.
Las autoridades han declarado a la AFP su intención de anunciar en las próximas semanas un plan de estímulo del turismo.
Aunque el objetivo sea atraer turistas, hay quien teme la vuelta de los cazadores furtivos. Por eso se prestará especial atención a la seguridad con el despliegue de una patrulla policial y de treinta guardias, afirma uno de ellos, Abdalá Ghasab Obaid.