Nos duele Manizales | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Noviembre de 2011

Después de soportar las inclemencias de la naturaleza por varios años como lo registra la historia de Manizales; después de haber sufrido esos embates de la tierra en barriadas populares como Galán, Asís, Estrada, Sierra Morena, El Nevado, San Fernando y La Camelia, cuando los políticos de entonces (los mismos del robo a Caldas) promovían las invasiones y depositaban en las laderas-cementerios su carne de cañón electoral, tras haber pasado la ciudad por varios incendios que merecieron y nos dejaron para nuestra historia páginas iluminadas de Silvio Villegas y Fernando Londoño y Londoño, vuelven los caraduras de la política.

¿Quiénes son? Se trata de quienes en medio de la sequía producida paradójicamente por la última ola invernal se preocuparon más por las elecciones y de quién iría a suceder al imperturbable alcalde Juan Manuel Llano. En medio del conteo electoral se olvidaron de los angustiosos llamados de los vecinos del barrio Cervantes, de clase media-baja, que pedían a gritos la reparación de un tubo que, según el Ejecutivo municipal, “el tubo no tuvo, la culpa”, mientras se escuchaba por la Red de Los Andes, en el programa “La opinión pública”, que dirige el periodista Héctor Arango, las palabras desesperadas del ingeniero de sonido residente en ese populoso sector Luis Alberto Cardona Chaura, quien recepcionaba los llamados de sus vecinos cuando decían: “El Cervantes cabalga sobre un tubo… El agua brota a raudales por las laderas de la montaña… Necesitamos que nos atiendan este llamado”. Pero según el gobierno municipal, el tubo no tuvo la culpa, y mientras los recolectores de votos ya tenían asegurada la Alcaldía, vino el desastre con más de 50 muertos.

La indiferencia. Estos luctuosos hechos nos recuerdan la tragedia del barrio San Fernando: mientras el pueblo humilde de esa ladera avanzaba en su marcha fúnebre por la Avenida de las Araucarias, por la Avenida del Carretero desfilaba el Cuerpo de Bomberos con la reina de la Feria en el desfile de las carrozas del rocío, sin nada fúnebre, eso sí saludando a don Aparicio Díaz Cabal, el enterrador de la comarca.

Los despojos del pasado. Esta es la conducta de una sociedad indiferente, la misma que cometió el crimen forestal con sus araucarias, de las que solo quedan las oraciones memorables desde la colina iluminada; la misma sociedad que fue indolente cuando le arrancaron de sus lomos el Cable aéreo más largo del mundo que comunicaba el Valle del Magdalena con el norte de Caldas; la misma sociedad que con su indiferencia se dejó arrebatar el Ferrocarril; la misma sociedad que le extendió su alfombra roja a Ferney Tapasco, en el Club Manizales; esa indiferente sociedad que convivió por tres décadas con los cerebros del robo a Caldas, hoy llora sobre sus escombros. Recordemos que las grandes decisiones económicas nacionales se tomaban desde Manizales en los vitales temas cafeteros. Fundada por arrieros, fue el meridiano cultural de Colombia. ¡Nos duele de veras nuestro Manizales del alma!