El comandante Uriel, uno de los principales jefes de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), fue abatido en una operación militar en el noroeste de Colombia, informó este domingo el presidente Iván Duque.
"Este es un golpe de suma importancia porque ha caído una de las figuras más visibles de esa organización terrorista", declaró el mandatario en una alocución realizada en el departamento de Chocó, donde tuvo lugar el ataque.
La muerte de Andrés Vanegas -nombre de pila del cabecilla insurgente de 41 años- es el mayor golpe propinado a la última guerrilla reconocida en el país bajo el mandato de Duque, en el poder desde 2018.
Según el presidente, Uriel era responsable de secuestros, asesinatos y reclutamiento de menores, y era uno de los organizadores del atentado con coche-bomba llevado a cabo en enero de 2019 contra una escuela de cadetes en Bogotá, que dejó 22 víctimas, además del agresor.
A raíz de ese ataque, Duque sepultó los diálogos de paz iniciados con el ELN por su antecesor, Juan Manuel Santos.
Alias ‘Uriel’, señalado de reclutar jóvenes, de entrenar células urbanas del Eln, era uno de los objetivos de alto valor, buscado por homicidio agravado, secuestro agravado y rebelión. Tenía línea directa con Pablo Beltrán, integrante del Coce del Eln. #ElQueLaHaceLaPaga
— Iván Duque ?? (@IvanDuque) October 26, 2020
En el mismo evento este domingo, el fiscal general, Francisco Barbosa, precisó que la muerte ocurrió durante "un enfrentamiento" con la fuerza pública en el municipio selvático de Nóvita, en el marco de la operación Odín, en la que participaron militares, policías y fiscales.
Constantemente activo en redes sociales, Uriel era una de las figuras más mediáticas del relevo generacional en el ELN, organización surgida en 1964, en plena Guerra Fría, y dirigida por guerrilleros con edades que promedian los 68 años.
El Chocó, en donde operaba, es el epicentro de una disputa territorial entre el ELN y el Clan del Golfo, la mayor banda narcotraficante del país que surgió a partir de paramilitares de ultraderecha desmovilizados en 2006.
También es uno de los puntos estratégicos de salida de cargamentos de cocaína que parten del Pacífico colombiano hacia Centroamérica y Estados Unidos. Así como un enclave de minería ilegal de oro, cuyos réditos, según la fiscalía, superan a los del narcotráfico.
Reconocida como última guerrilla del país tras el acuerdo de paz que condujo al desarme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el ELN cuenta con unos 2.300 combatientes en el país y una extensa red de apoyo urbana.
La organización rebelde opera en el 12% de los 1.100 municipios colombianos, según investigaciones independientes, y la fuerza pública colombiana afirma que tiene presencia en Venezuela.